Habitantes del camino. Día 10

Manzanillo – Sayulita

(Click aquí para leer el día anterior)

Nuestro camino continúa (©Ruth Rivera)
Nuestro camino continúa (©Ruth Rivera)

El ensordecedor ruido del megáfono publicitario de un periódico de nota roja, la multitud de personas de la congregación religiosa tratando de poner orden, es lo que nos despierta. Además de que si a esto le sumamos, el un día antes relajante sonido del oleaje y las aves, por un momento nos parece que en lugar de estar en un hotel turístico, estuviésemos en una escuela primaria. Ni hablar, no podemos seguir descansando como requerimos, pero esto nos sirve para comenzar a prepararnos para esta rodada lo antes posible. Aprovecho para ir rápidamente a cargar gasolina y sacar dinero del cajero. Después ya de regreso en el hotel, comienzo a subir las alforjas y maleta en Suzuki, con algo de hambre voy a preguntarle al administrador del hotel sobre como tomar la carretera que va a Cihuatlán y Barra de Navidad. Las instrucciones son sencillas, solamente hay que seguir el bulevar rumbo al poniente sin desviarse, el mismo nos sacará a nuestro destino. De nueva cuenta decidimos no desayunar en Manzanillo, sino comer algo en el camino.

Siempre adelante (©Ruth Rivera)
Siempre adelante (©Ruth Rivera)

Motoso desde hace algunos días ha estado pendiente de nuestro viaje a la vez que nos cuenta del suyo por Veracruz. Me recomienda la playa Miramar y el Museo de las Conchas, pero ya no nos queda tiempo, pues hoy el plan es llegar hasta Sayulita. Será para la otra, pero es un punto negativo para las personas de Manzanillo a quienes les preguntamos por sitios de interés y que no supieron informarnos. Hay ligero tráfico para salir de Manzanillo, pero este bulevar es muy extenso, tanto que pasa por Santiago, para luego continuar hasta Miramar. En Santiago vemos varios letreros de una campaña de salud un tanto sarcásticos, pero que rompen con lo tradicional usando frases como “SIDA gratis”, etc.

Dejando atrás Miramar
Dejando atrás Miramar

De pronto pasamos por una playa donde a ambos lados de la carretera hay casas de acampar. Ésta es la playa Miramar donde Motoso estuvo hace algunos años. Al parecer es un buen lugar para ir con los amigos, cuenta con servicios sanitarios y aparenta ser seguro. Continuamos ya en carretera abierta pero con numerosos poblados. De pronto en varios de estos, con el mar aún a la vista, vemos muchos puestos de frutas. Tengo interés de buscar rambután para que Ruth lo pruebe, pero la encargada no lo tiene, no es una fruta de la región, así que nos disponemos a probar todos esos frutos desconocidos para nosotros. Preguntamos por un gran fruto verde que habíamos visto junto a la carretera, colgando de varios árboles. Se llama yaka y de inmediato nos dan dos rebanadas para probar. ¡Exquisito! Creo que aún hoy no me es posible definir correctamente su sabor, pero según la vendedora es una combinación de siete frutas, y es afrodisiaca. Su textura es única, suave como el pétalo de una rosa, con cierto parecido al mango pero menos jugoso y a la vez mas fresco. De verdad no pierdan la oportunidad de probarla.

Yaka
Yaka
Yaka, carambola, piña, mango, jícama, sandía (©Ruth Rivera)
Yaka, carambola, piña, mango, jícama, sandía (©Ruth Rivera)
Pura vida (©Ruth Rivera)
Pura vida (©Ruth Rivera)

Probamos también la carambola, que es un tanto ácida y no es de todo nuestro agrado, en cambio su forma si es bastante extraña. El coco de aceite es un pequeño fruto delicioso que sabe a aceite de coco, de ese natural que ya casi no se comercializa. Entre otros frutos también se puede consumir nancy, sandía, piña, mango, tamarindo, plátano, etc. Muy agradecidos con la vendedora, y con el estómago no tan vacío nos marchamos.

Carambola (©Ruth Rivera)
Carambola (©Ruth Rivera)
Coco de aceite
Coco de aceite
Nancy
Nancy
Cihuatlán
Cihuatlán

La carretera es muy amplia, está bien señalizada y tiene varios retornos, especialmente en las cercanías del aeropuerto. Rápidamente llegamos a Cihuatlán, donde considero cargar gasolina pues no estoy seguro de lo que nos espera hasta Puerto Vallarta, pero decido continuar. Cihuatlán parece un pueblo bonito, su blanca iglesia invita a conocerla, pero por esta ocasión nos seguimos de largo… Cada vez el camino se pone mejor, la vegetación es más verde y de pronto vemos la desviación a Barra de Navidad, decidimos llegar ahí para almorzar y aprovecho para conocer este lugar donde hace años estuvieron mis hermanos, primos y tíos. Nos encontramos un bonito pueblo, con bastantes servicios turísticos pero muy agradable, no estamos muy seguros de donde desayunar ni tenemos el tiempo para buscar, así que llegamos a un restaurant donde ofrecen desayunos por promoción a noventa y cinco pesos. Está junto al mar y la vista es excelente, me parece que está justo a la mitad de la bahía de Barra de Navidad.

Una playa perfecta (©Ruth Rivera)
Una playa perfecta (©Ruth Rivera)
Pintoresco
Pintoresco
Grandes y realizables ilusiones
Grandes y realizables ilusiones
Lástima, esos juguetes no son tuyos (©Ruth Rivera)
Lástima, esos juguetes no son tuyos (©Ruth Rivera)

Disfrutamos de unos buenos camarones al mojo de ajo acompañados con arroz, mientras vemos niñas que cargan juguetes para venderlos, otras van con su familia, hay parejas de enamorados, familias completas y solitarios surfers. Ya han pasado los días santos así que el lugar no está saturado. Dejamos atrás esta playa cuando el calor comienza a aumentar, buscando el viento de la carretera. Rápidamente tomamos un buen ritmo, el camino tiene algunas curvas suaves, pero principalmente es recto. A partir de Melaque la carretera deja de tener acotamiento, y el camino por momentos parece solitario. Todos los automóviles van a buena velocidad, incluso los trailers, llegando al punto de que alcanzamos uno que transporta gas o algún material peligroso, pero no va tan lento como para rebasarlo fácilmente, ni tampoco da facilidades para que lo adelantemos. Así voy atento para rebasarlo con seguridad, pero prefiero darle el paso a otros automóviles o camionetas que nos van alcanzando.

Cerca del mar (©Ruth Rivera)
Cerca del mar (©Ruth Rivera)

Frecuentemente nos encontramos con motocicletas de gente de la región, pero ninguno responde a nuestros saludos. Paulatinamente el ambiente se vuelve mas seco y un tanto mas caluroso, hasta llegar a Las Huertas, donde nos detenemos para descansar un poco y beber líquidos. Mientras estábamos sentados pasó una Yamaha Lander 250 con la misma dirección que llevamos nosotros. Es sin duda un motorutero que está aprovechando sus días libres y va a alguna playa. No trae casi equipaje, así que deduzco que no va demasiado lejos. Lo saludamos y en eso llega a la misma tienda donde estamos una chica a bordo de una Italika azul. Nos sorprende un poco, pues aunque no es raro ver motonetas conducidas por mujeres, si es menos común encontrarlas en motos con transmisión manual.

Refrescante (©Ruth Rivera)
Refrescante (©Ruth Rivera)
Pura felicidad (©Ruth Rivera)
Pura felicidad (©Ruth Rivera)
Ellas también
Ellas también

Continuamos y la carretera va por regiones cada vez mas secas, aunque la vegetación sigue siendo abundante. En Chamela encontramos un centro de investigación científica de la universidad local, y un poco más adelante pero aún en Chamela, encontramos la Reserva de la Biósfera Chamela Cuixmala en la que investiga la UNAM, que ha sido creada para proteger, fundamentalmente, el bosque tropical caducifolio y humedales de la costa de Jalisco; siendo este tipo de ecosistemas de los más escasamente protegidos a nivel internacional (más información aquí). Un poco más adelante de Chamela, en un restaurant solitario hay una motocicleta que al principio esperaba que fuera la Lander, pero se trata de una BMW 650… Luego de un breve oasis, la vegetación se sigue poniendo casi desértica, al punto de que por el intenso sol, en algunos momentos me parece estar rodando en algún paraje de Baja California. La verdad es que ahora me doy cuenta que fue una excelente decisión cambiar de ruta, pues por distancias y la dureza del clima se hubiera complicado el viaje por la península.

Simplemente continúa... (©Ruth Rivera)
Simplemente continúa... (©Ruth Rivera)

De pronto, por el fuerte calor me comienzo a sentir un poco somnoliento. Estoy tratando de avanzar al máximo y para esto minimizo las paradas, así que solo me concentro y sacudo mi cabeza para continuar sin problemas. Afortunadamente el panorama va cambiando y de pronto otra vez frescos y verdes árboles nos acompañan e incluso cobijan la carretera, brindando una sombra que hace inigualable la sensación de rodar por aquí… En una gasolinera Ruth alcanza a ver al motociclista de la Lander, camina, lleva un vaso y se dirige a su moto.

Sólo México (©Ruth Rivera)
Sólo México (©Ruth Rivera)
Manillar tangible (©Ruth Rivera)
Manillar tangible (©Ruth Rivera)

Después de alguna curva nos detenemos bajo la sombra de un inmenso árbol para tomar agua. El descanso se prolonga, Ruth capta video y yo tomo algunas fotografías, cuando de pronto ya casi cuando estábamos por continuar ella dice: “estaría padre detenerme a descansar en una rodada en un sitio como éste y que de pronto pasaras tú y te pudiera tomar una foto…”, y justo después de decirlo, cuando ya estaba guardando su cámara pasa la Lander de nuevo, desafortunadamente tenía el enfoque en manual y no fue hasta la segunda o tercera toma cuando logra captarlo:

Invocado (©Ruth Rivera)
Invocado (©Ruth Rivera)
Lista para continuar...
Lista para continuar...

Los campos son aprovechados con el cultivo de la sandía, y por momentos es difícil creer que en estas tierras pueda haber pobreza. Pero bueno, como en casi todo el campo mexicano, aquí las cosas no van muy bien, hay poca gente en los pueblos, pero de cualquier manera se ve mas movimiento que, por ejemplo, en las poblaciones del semidesierto durangueño.

Aún no muere (©Ruth Rivera)
Aún no muere (©Ruth Rivera)
Sin concesiones
Sin concesiones

El calor va cobrando factura en nosotros, aunque ya desde hace algunos kilómetros que voy escuchando música, la verdad es que de pronto pareciera que es demasiado, y que lo mejor sería buscar un lugar fresco para descansar, pero en lugar de eso razono y me doy cuenta de que no hemos tomado suficiente agua ni nos hemos hidratado como deberíamos, así que en Mismaloya nos detenemos de nuevo. Llegamos a una tiendita donde nos abastecemos de líquidos y reposamos por algunos momentos mientras un par de niños discuten sobre cuales galletas le tocan a cada uno, y una de ellos me mira fijamente, es extraño, frecuentemente llamo la atención de los niños esté o no arriba de Suzuki…

¿Así o mas claro?
¿Así o mas claro?

Continuamos la marcha y apenas saliendo de Mismaloya, hay una camioneta averiada a un lado del camino. Volteo y el conductor nos hace señas, al parecer requiere ayuda, pero pienso que no le será difícil conseguir una mejor ayuda que la de un par de motociclistas que tienen un casi nulo conocimiento de mecánica, además de que el instinto de supervivencia me hace dudar… Repentinamente la carretera comienza a subir, hasta que de pronto y sin darnos cuenta, estamos rodando en un camino de montaña con bastantes curvas. El tráfico es regular, pero sin duda presiento que no falta casi tiempo para llegar a Puerto Vallarta, incluso de pronto un letrero del municipio nos lo confirma, y da la bienvenida a los visitantes, al mismo tiempo que nos invita a obedecer las señales de tránsito por nuestro bien.

Sorprendente cambio de clima
Sorprendente cambio de clima

Un poco más adelante hay un sitio dedicado a la flora de Vallarta, suena muy pretencioso, o al menos así lo hacen ver y decido no llegar, además de que aún nos falta bastante camino por hoy. Vamos rodando detrás de una camioneta cuando de pronto, veo una gran cantidad de tierra fina sobre el pavimento, la camioneta levanta el polvo y desgraciadamente la cámara de Ruth se ensucia un poco; tan solo nos queda esperar que no haya entrado ninguna partícula al interior. El tráfico se va incrementando, pero de pronto el mar hace su aparición a lo lejos, cuando aún rodamos entre pinos. Vaya que eso me impresionó, creo que es la primera vez que veo esa combinación de coníferas y mar. Poco a poco la carretera va bajando, y de pronto ya estamos rodando junto a las primeras casas residenciales de Puerto Vallarta.

Abundancia (©Ruth Rivera)
Abundancia (©Ruth Rivera)

Seguramente la alta velocidad, las curvas y las zonas residenciales obligaron a la instalación de varios topes, así que el tráfico cada vez se vuelve mas intenso, al punto de que no podemos rodar a más de 40 km/hr. Me comienzo a desesperar, pues aunque sé que ya estamos en Vallarta, demoramos bastante en al menos acercarnos al centro. Después me doy cuenta que algunos automovilistas conducen mas bien con un ritmo propio de ciudad, demasiado tranquilo a mi parecer así que mi estrés va aumentando, para el cual no es suficiente la maravillosa vista que vamos gozando.

Llegando a Puerto Vallarta
Llegando a Puerto Vallarta

De pronto reconozco una parte de Vallarta de mi estadía por aquí hace unos cuatro o cinco años, está casi en el centro y decidimos detenernos en una gasolinera, donde tenemos el primer malentendido de este viaje, todo por la casi-caída de mi cámara y unas palabras mal interpretadas. Aprovechamos para llamar a los hoteles de Sayulita, así que decido quedarnos con dos opciones confirmadas antes de salir. Tomamos rumbo a Tepic y poco después de dejar el centro de Vallarta nos detenemos en otra gasolinera donde si está en servicio el baño, aprovecho para cargar gasolina y vemos a un par de jóvenes que viven al día, aparentemente trabajan en los semáforos de tragafuegos o algo por el estilo. Una dura vida sin duda, pero llena de experiencias…

Con el sol cayendo a plomo, recibo recomendaciones de Motoso sobre Sayulita, nos dice que acampar es una buena idea, pero no traemos lo necesario, además prefiero la comodidad del hotel para descansar, pese que a Ruth si le llama la atención ponerle un poco mas de aventura al viaje… Continuamos por la vialidad que pasa por el aeropuerto, también va cerca del mar y de pronto vemos muy cerca algunos cruceros. Su tamaño impresiona, aunque ya no tanto pues hace algunos años vi uno por primera vez en Mazatlán, cuando si me pareció que bien podría ser una nave de otro planeta…

Excesos
Excesos

El sol va calando cada vez más, gran parte del tiempo nos pega de frente, pero al menos Ruth puede cubrirse detrás de mi… La ciudad parece no acabarse, por todos lados se ven construcciones y de pronto me doy cuenta que estamos en Nuevo Vallarta. No se ve mucho desde la carretera salvo algunos hoteles en construcción, pero hay gente que asegura que es un mejor destino que la ciudad que acabamos de dejar. Más adelante está Bucerías a la cual llegamos igual, sin haber dejado la mancha urbana… Algunos kilómetros mas adelante nos encontramos una desviación que señala a Punta Mita, y la otra se dirige a Tepic. No estoy seguro de cual seguir, pero veo que ya es tarde y no quiero perder tiempo en mirar el mapa; ya lo había visto en días anteriores y no recordaba alguna desviación importante por aquí, así que seguimos rumbo a Tepic… Vamos por un ambiente despejado, pero pronto nos internamos en un bosque tropical con varias curvas, el clima es sumamente agradable y el rodar se disfruta bastante. Sin duda es una de las mejores carreteras en lo que va de este viaje… Veo que una camioneta que va delante de nosotros duda, busca donde detenerse seguramente para regresar, así lo hace y eso me hace dudar a mi. Así que finalmente, también comienzo a buscar un espacio, pero no lo encuentro y nos detenemos en un pequeño lugar con arena fuera de la carretera, en una curva a la derecha. Sé que fue una decisión precipitada pero no me preocupo demasiado pues Suzuki es doble propósito, así que no será problema salir de aquí. Verifico en el mapa que vamos bien, pero de haber tomado la desviación estaríamos gozando de una carretera a la orilla del mar. De cualquier modo esa opción nos hubiese llevado mucho más tiempo, el cual comienza a escasear…

Al reanudar la marcha, Suzuki no puede con el peso de ambos, solamente patina la rueda trasera, se hunde un poco y veo que eso no soluciona nada, así que nos bajamos y la empujamos para sacarla del atasco. Sin más problemas lo logramos y continuamos con un poco de dudas, pues vi varias ramas que estaban medio ocultas bajo la arena… La carretera continúa deliciosa, solamente el cansancio del día me limita a disfrutarla como debería, de cierto modo anhelo llegar ya a Sayulita, y de pronto ahí está el letrero que nos pide desviarnos para llegar a la famosa playa. Nos encontramos un pueblo con calles empedradas, justo a la entrada hay un hippie y se ven varios jóvenes. Nosotros nos internamos en las calles y preguntamos por el Hotel Diamante, una señora nos dice que está casi a la vuelta de la esquina y llegamos rápidamente. No encontramos a nadie en la que parece ser la entrada principal, vemos por la otra puerta y tampoco sale nadie… Estoy a punto de marcar de nueva cuenta para avisar de nuestra llegada cuando una señora nos recibe. Ya le habíamos informado desde Vallarta que veníamos en moto y rápidamente abre la puerta para dejar entrar a Suzuki, la cual cansada y satisfecha se dispone a descansar bajo una escalera… Nosotros bajamos nuestras cosas, las dejamos en el cuarto y mientras, nuestra inquilina nos está preparando unas rebanadas de sandía para mitigar un poco nuestra sed y cansancio. ¡Qué gran gesto de cordialidad! Mientras comemos llega un motociclista extranjero a preguntar el precio de la habitación, parece que viaja en una Harley y aparenta bastante edad, posiblemente un maestro en esto de viajar… Nos registramos, pagamos un hospedaje del mismo costo que el de Guanajuato, pero a cambio tenemos una habitación limpísima, de aspecto tradicional, alberca, sitio para Suzuki, desayunos y una excelente y amable atención… Aunque teníamos nuestras dudas sobre cual hotel elegir, la verdad este nos ha dejado una gran impresión.

Utópica fiesta (©Ruth Rivera)
Utópica fiesta (©Ruth Rivera)

Vamos a la playa sin casi descansar y descubrimos un gran ambiente, sin lugar a dudas es el sitio ideal para pasar unas relajadas vacaciones sin el bullicio de las playas donde se han asentado grandes desarrollos turísticos. Se ve gran cantidad de jóvenes, la mayoría en el área de acampar, donde por una cuota no tan elevada cuentan con energía eléctrica y servicios sanitarios, además de vigilancia; también hay varias familias disfrutando; muchos extranjeros, la mayoría con perros que disfrutan del mar. Todo está en una gran armonía, aunque sí hay música a alto volumen este no es demasiado, y la música digamos que es al menos agradable a la gran mayoría de los oídos; muchas personas consumen cerveza, pero nadie molesta, digamos que impera la libertad con respeto, pues junto a ellos bien hay niños con sus padres volando un papalote; un poco mas lejos hay una persona que disfruta de una buena lectura…

Seguridad y tranquilidad (©Ruth Rivera)
Seguridad y tranquilidad (©Ruth Rivera)
No  hay edad (©Ruth Rivera)
No hay edad (©Ruth Rivera)
Por hoy, es todo (©Ruth Rivera)
Por hoy, es todo (©Ruth Rivera)

Un atardecer único, donde el sol se pierde antes de tocar por completo el agua, nos da la bienvenida a este lugar que sin duda a partir de este momento es nuestra playa favorita. Ya casi envueltos en oscuridad caminamos por la playa, cruzamos un arroyo y nos perdemos en una conversación sobre aspiraciones y conformismo; luego regresamos al hotel pero antes vamos a buscar algún lugar donde cenar. Ya teníamos un mapa turístico que nos regalaron en el hotel, así que vamos a una pizzería ante el desconocimiento de todas las personas por el Crustáceo Cascarudo que Motoso nos había recomendado. Nos encontramos con la sorpresa de que están por cerrar, pero que pueden prepararnos la pizza para llevar y así la pedimos. Regresamos a la playa para cenar a la luz de… ¡no, de la luna no! jaja en realidad de una lámpara de algún hotel que frecuentemente nos hostiga, ante cualquier mínimo movimiento que hacemos nos apunta directamente. No sabemos la razón de esa extrema vigilancia, seguramente algo pasó anteriormente, nos resulta un poco molesto pero no le damos mayor importancia, incluso considero ofrecerles una rebanada de nuestra pizza… Nos retiramos a descansar con el pensamiento de si sería bueno quedarnos una noche aquí o mejor dos, y así disfrutar un poco mas este mágico lugar…

Distancia recorrida este día: 326 km

©Aarón Martínez, Todos los derechos reservados

Click aquí para la continuación de este viaje…

9 thoughts on “Habitantes del camino. Día 10

  1. Ya el día 10. Muy buen relato. Que recuerdos cuando iba con “tienda de campaña”, llamamos nosotros, y la verdad es una pena que tengamos que llegar a esos extremos de vigilancia, si tuviesemos mas educación y mejor gobierno la gente no tendría que robar una simple calderilla o feria para comer. Muy buenas vacaciones. Sl2 y nos vemos en la ruta.

    1. Igual a mi me tocó acampar en tienda de campaña, siendo niño y aún hasta hace unos 8 o 9 años llegué a aventurarme y acampar a la libre, a un lado de la carretera prácticamente, sólo oculto detrás de algunos árboles… Una vez lo hice solo y otra con un amigo, y pues sin ningún incidente y casi sin preocupaciones. Hoy no haría eso salvo que no tuviese otra opción…

      Saludos Polo, ya quiero ver el relato de la salida a Sierra Gorda que creo se vio frustrada por la carrera Panamericana… a ver quien se avienta el relato jeje

  2. Mis respetos Aaron, que experiencias tan magnificas, saludos a tu acompañante y cuenta con un amigo que comparte la pasion por las motos.

  3. Que padre ruta a la Sierra Gorda de Queretaro,lastima que la Carrera Panamericana nos quito tiempo para continuar.

    Valio la pena despues de ser solo Gunman, Alex y yo,nos encontramos en Queretaro con otros 3 motoruteros mas.

    Que viva la ruta y nos veremos en el camino…………………..

  4. ORALE”AARON MUY PADRE TU RELATO”Y ESOS PAISAJES HERMOSOS EN LA PLAYA SON UNICOS!ESPERO CONOCERT PRONTO EN UNA RUTA SALUDOS D TU VALEDOR EL DEMONIO 666″

    1. Gracias Erick, y si, esos paisajes son maravillosos, por cierto, hasta ahora me di cuenta que este día estuvimos en cuatro playas: Manzanillo, Barra de Navidad, Puerto Vallarta y Sayulita!

      Saludos y mientras que llega el día de vernos en el camino, sigamos rodando con las letras e imágenes de MotoRutaMéxico!

  5. Apenas termine de leer esta decima entrega…
    nuevamente a comer pizza, ya quiero una pizza este fin de semana visita mos Pizza Mecha, por cierto ya vi que has comentado a los comentarios que espreso jojojo en corto se contestaran por el Bot Almighty SOY YO jejeje.

    Espero pasar por estos lados para semana santa sino es así bueno ya hay una lugar al cual recurrir para ver tan grandes espectaculos captados por la lente de Ruth yeah nena. sé que ella comenta en su casa en Blog´s DR, no es nada personal pero estaria PRO saber algo de su punto de vista de que es viajar tantos km de mochila, que comparta algo de lo que representa tan epico viaje.

    Ya voy de salida del trabajo, espeor poder leer la siguiente entrada para esta noche.

    1. que es un bot? jaja no me digas que son los que generan el spam? Pues ya veremos que tan patrañoso anda ese ALmigthy jeje

      Ya le dije que estás interesado en ver por aquí sus comentarios, y pues yo ya pude leerlos, y la verdad si complementan bastante lo que digo en los relatos. A ver si mínimo se avienta el copiar y pegar jeje

      Síguele leyendo, que ya está la última parte en línea!

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