Habitantes del camino. Día 7

Morelia – Mazamitla

Pátzcuaro, un sitio que no estaba planeado (©Ruth Rivera)
Pátzcuaro, un sitio que no estaba planeado (©Ruth Rivera)

(Click aquí para leer el día anterior)

A las 11:30am apenas estamos subiendo las cosas a Suzuki. La pongo a calentar, le doy una rápida inspección visual, reviso los rayos de las dos llantas, que aunque es poco probable que tengan algún daño, prefiero hacer esta revisión así antes de salir. Solamente dudo sobre revisar la presión de los neumáticos y decido no hacerlo, pues no confío demasiado en la bomba que habíamos comprado en Guanajuato. Yo me pongo mi chamarra aún mojada por la lavada de anoche, pero se siente riquísimo, pues da una fresca sensación que contrasta con el calor del mediodía.

Salimos rumbo al poniente, que tal como lo suponía, sería la dirección a seguir, y que confirmamos con el personal del hotel, a pocos metros del cual, encontramos una gasolinera donde bien pude verificar la presión de las llantas, pero no lo creí necesario aún… Las indicaciones son claras, seguir esa avenida principal con los letreros a Zacapu y Zamora, así que no hay mayor problema para salir de Morelia, excepto porque en un semáforo al tocarnos el rojo nos detenemos, pero una camioneta que viene atrás cree que todavía alcanza a pasar y apenas y nos alcanza a esquivar antes de pasarse el semáforo en rojo… Un mal momento, pero que creo que no hubiera pasado a mayores de cualquier modo, pues ya había visto por los espejos que la camioneta se iba cambiando de carril para rebasarnos, y apenas lo logró por unos centímetros, todo para que en el siguiente semáforo lo alcanzáramos…

¡Hasta pronto Morelia!
¡Hasta pronto Morelia!

Hemos olvidado como salir a carretera. Apenas quedarnos dos días con sus tres noches en una misma ciudad nos han oxidado un poco, pero para bien, pues todavía no alcanzamos a salir por completo de la zona urbana de Morelia cuando las curvas van comenzando. La carretera sube, las curvas se suceden constantes, no tan cerradas pero rápidas y con el grado suficiente para divertirse… Así como vamos subiendo, el clima es cada vez mas fresco, la vegetación va cambiando y grandes pinos bordean el camino. El tráfico es ligero, pero va un poco más lento de lo que nosotros pudiéramos ir. Esto no es problema, la verdad no llevamos prisas y es un buen modo de circular seguros por estos caminos desconocidos y tan bellos.

¿Toluca - Río Verde? (©Ruth Rivera)
¿Toluca - Río Verde? (©Ruth Rivera)

No hemos ingerido alimento alguno en este día, habíamos decidido desayunar algo en el camino y ya desde que vamos subiendo por estas verdes montañas voy buscando un buen lugar para comer. Hay varias opciones, pero el tráfico no me permite decidirme por una en concreto, hasta que de pronto vamos rodando detrás de un trailer, busco la oportunidad para rebasar, y justo cuando estamos en una recta veo varios restaurantes en un lugar llamado Puerto El Tigre. Nos detenemos en el primero, que tiene dos automóviles fuera de él y un par de mesas para llamar la atención del potencial cliente. Al entrar no vemos a nadie, solo una multitud de pequeñas y adornadas mesas, que con sus manteles y floreros lucen muy llamativas, no demasiado, justo lo necesario para sentirse en un sitio acogedor. Hay una chimenea, un fuego y antiguos utensilios de cocina. Pedimos quesadillas con arroz y frijoles, es casi lo único que podemos disfrutar aquí, pues la mayoría de los platillos tienen carne. Después de breves minutos de espera, nuestro ayuno y la afortunada decisión son recompensados con unas deliciosas quesadillas de tortillas hechas a mano, queso artesanal, arroz delicioso, acompañados con adecuadas verduras y una salsa y pico de gallo también por el estilo… De verdad, no es que tuviéramos demasiada hambre, pero recomendamos ampliamente el primer restaurant en Puerto El Tigre del lado derecho de la carretera, viniendo de Morelia en dirección a Zacapu…

Agradable a la vista
Agradable a la vista
Buena temperatura (©Ruth Rivera)
Buena temperatura (©Ruth Rivera)
Acompañamiento natural
Acompañamiento natural
Ambientación perfecta
Ambientación perfecta
Totalmente merecido... (©Ruth Rivera)
Totalmente merecido... (©Ruth Rivera)

Como postre pedimos para llevar suaves pero firmes curvas que se suceden generosamente, acompañadas de nuestro deleite ante cada nuevo paisaje descubierto, paisajes que pasan rápidamente, algunos serán olvidados, otros prevalecerán, pero sin duda el encanto de estos momentos por mucho tiempo perdurará.

MotoRutaMéxico presente (©Ruth Rivera)
MotoRutaMéxico.com presente (©Ruth Rivera)

Nos encontramos con dos deportivas de frente cuyos banqueteros conductores no traen casco… Lo ondulado del camino por donde venimos poco a poco va disminuyendo, las rectas se van haciendo mas largas y de pronto estamos en un pueblo repleto de tiendas que ofrecen artesanía de madera: guitarras, tocadores, sillas, percheros, candelabros, marcos, juguetes, crucifijos, baúles, adornos, también abunda la oferta de carnitas, birria y más comida carnívora. Nos encontramos en Quiroga, un sitio atestado por turistas locales, es bastante tardado de atravesar, pues los autos circulan a una velocidad excesivamente lenta, hay peatones caminando por la carretera y así, un poco de desorden. Afortunadamente es temprano y no vamos cansados aún, así que no nos estresamos al cruzar Quiroga, un buen lugar para visitar fuera de vacaciones. Ya a la salida del pueblo vemos una plaza grande, muy agradable, a la que hubiéramos llegado a descansar si fuese necesario, pero aún tenemos mucho camino por recorrer hoy.

Un poco de Quiroga
Un poco de Quiroga
Carnitas estilo Michoacán
Carnitas estilo Michoacán
Plaza de Quiroga
Plaza de Quiroga

De nueva cuenta las curvas van mejorando, los paisajes ni que decir, es un deleite descubrir estos caminos por los que volveríamos a rodar una y otra vez… Pasamos algunos pueblos y de pronto un gran lago se ve a nuestra izquierda, un poco abajo. Como ya lo suponía, es el lago de Pátzcuaro con su isla Janitzio que apenas se alcanza a ver al fondo, al sur.

Pátzcuaro
Pátzcuaro
Orgullo (©Ruth Rivera)
Orgullo (©Ruth Rivera)
A contraflujo
A contraflujo
Un oasis en medio de un mar de curvas (©Ruth Rivera)
Un oasis en medio de un mar de curvas (©Ruth Rivera)

Ya no encuentro palabras para describir las buenas curvas por las que vamos, simplemente creo que es un camino que todo motorutero debería conocer algún día. Me extrañaba no habernos encontrado casi con motociclistas en el camino, cuando de pronto luego de pasar por una añeja granja, una Ducati Multistrada roja viene de frente, su piloto trae equipamiento completo, pero apenas una ligera mochila en el asiento del pasajero. No debe venir de muy lejos, de Zamora talvez… Después de este esporádico encuentro con saludo sin corresponder, llegamos a Naranja de Tapia, un pequeño y antiguo poblado con tejados. Ahí nos detenemos unos momentos a hidratarnos, pues de pronto el sol de mediodía ya comienza a adormecer.

Transmitiendo desde Naranja de Tapia (©Ruth Rivera)
Transmitiendo desde Naranja de Tapia (©Ruth Rivera)
Recuerdos de la noche anterior (©Ruth Rivera)
Recuerdos de la noche anterior (©Ruth Rivera)
Huellas que deja el tiempo
Huellas que deja el tiempo

Llegando a Zacapu vemos una Ducati Monster roja, de esas de finales de los noventa, para mi el modelo favorito entre esta mítica zaga, mucho más que las últimas que se han fabricado. Ver una moto de estas y además la Multistrada de hace unos minutos, me hace pensar que en Zacapu seguramente hay agencia Ducati o al menos un motoclub exclusivo para las motos italianas…

Zacapu, cuna del imperio Purépecha (©Ruth Rivera)
Zacapu, cuna del imperio Purépecha (©Ruth Rivera)

Después de Zacapu y como vamos avanzando y pasando por Eréndira, El Pueblito y Carapán, constatamos la presencia de los purépechas, hay muchos puestos donde se vende artesanía de este pueblo y se ven diversos letreros invitando a conocer a esta cultura. Desgraciadamente ya el tiempo del viaje apremia un poco, pues tenemos los días ligeramente escasos y al no haber investigado previamente la ruta por no tenerla definida, decido no hacer ni un intento para detenernos aquí, pues creo que podría ser algo fascinante que podría atraparnos. Prefiero continuar y regresar en otro momento, así como hace casi un año al pasar por el lago Cuitzeo estaba convencido de que regresaría algún día, cosa que finalmente logré hace tres.

Será en otra ocasión... (©Ruth Rivera)
Será en otra ocasión... (©Ruth Rivera)

Al pasar por Carapan ya tenemos un poco de tráfico ligero, aunque nada incómodo. De inmediato reconozco este sitio, y me doy cuenta que por aquí pasé hace casi un año solo, en camino a encontrarme con los motoruteros en Coyuca, Guerrero, cosa que finalmente no logré al sorprenderme un aguacero nocturno Finalmente parece que pasando Carapan las buenas curvas que nos habían guiado por todo el camino van desapareciendo, así que el restante camino a Zamora transcurre relativamente lento pues hay algo de tráfico en la carretera, pero cuando menos lo espero veo un letrero de la Suzuki ¡Zamora! No sabía que aquí encontraríamos una agencia de la marca de nuestra moto, así que eso me alegra un poco, al comprobar que en caso de algún problema podremos contar con respaldo, al menos teóricamente.

Caminos de Michoacán
Caminos de Michoacán
Océano
Océano
Carapan
Carapan
Suzuki GT en Carapan (©Ruth Rivera)
Suzuki GT en Carapan (©Ruth Rivera)
Auténticos dueños de la tierra
Auténticos dueños de la tierra

Como ya venía siendo habitual desde que dejamos atrás Morelia, Zamora tiene un sistema extraño para dar vuelta a la izquierda en los bulevares: debes circular por la lateral de la derecha, detenerte en el carril izquierdo de la misma y esperar tu luz… Algo ciertamente ingenioso y que supongo agiliza bastante el tráfico, pero para nosotros que no estamos acostumbrados a esta medida de pronto nos representa una ligera confusión. Con estos ligeros contratiempos, rápidamente encontramos camino al centro de Zamora. Sólo tenemos el plan de buscar los chongos zamoranos de los cuales nos enteramos en Cuitzeo, pero en el camino y desde que veníamos en la carretera habíamos visto una gran construcción que resalta por encima del resto. Como podemos nos vamos acercando a ese edificio que, sin duda, es la catedral del lugar. Circulando sobre la avenida principal llegamos frente a la Catedral. Vaya que es inmensa, no dudo en afirmar que es la más grande iglesia que he visto en toda mi vida. Alguna vez ya estuve incluso frente a la Catedral de la Ciudad de México, pero esta iglesia da un mayor impacto, de verdad uno se siente pequeño frente a ella…

Catedral de Zamora (©Ruth Rivera)
Catedral de Zamora (©Ruth Rivera)

Tenemos nuestro equipaje en las dos alforjas, también en una maleta pequeña sobre la parrilla y además están sueltos los cascos, las dos chamarras y las espinilleras de Ruth que ya nos hemos quitado por el calor, así que decidimos que ella vaya primero a la Catedral mientras yo cuido las cosas. En lo que la espero me doy cuenta que cerca hay una señora que no me da mucha confiaza, simplemente está comiendo algo que acaban de regalarle en un restaurante y después de unos minutos llega un señor que de inmediato me hace plática. No estoy seguro de lo que él hace en el lugar, no se lo pregunto pero tampoco me lo confiesa, sólo hablamos de nuestro viaje, de donde venimos y a donde pretendemos llegar hoy. Me dice que tengamos cuidado, que Michoacán es un sitio inseguro en la actualidad y que sobre todo por el rumbo que llevamos, a la sierra, podríamos encontrarnos con algún problema. Insiste en que no andemos en la calle de noche, mucho menos en la carretera. Todo esto es basado en su experiencia en la vida, pues el ya estuvo varios años en Ciudad Juárez, Chihuahua, y sin buscarse problemas ni hacerle daño a nadie salió golpeado en varias ocasiones… Dice que me da esos consejos porque le parezco una buena persona, yo desconfío un poco y procuro darle la menor información sobre nosotros, pero sinceramente le agradezco todos sus consejos. Ruth tarda varios minutos después de que el señor se marcha, me comienzo a poner nervioso, y aunque sé que está bien me dirijo caminando a la Catedral, ya cuando estoy por entrar ella sale, sabe que se ha tardado y se disculpa diciendo que estuvo tomando fotos y video, me platica emocionada de todo lo que hay ahí dentro, animándome a que ahora yo vaya… Yo le digo que no tiene de que disculparse, pero me dejé influenciar un poco por el señor y me preocupé casi sin razón.

No temas (©Ruth Rivera)
No temas (©Ruth Rivera)
No te distraigas (©Ruth Rivera)
No te distraigas (©Ruth Rivera)
Estás por conocer (©Ruth Rivera)
Estás por conocer (©Ruth Rivera)
Lo mejor de ti mismo (©Ruth Rivera)
Lo mejor de ti mismo (©Ruth Rivera)
Tu esencia (©Ruth Rivera)
Tu esencia (©Ruth Rivera)
En la humildad (©Ruth Rivera)
En la humildad (©Ruth Rivera)
Jamás des la espalda (©Ruth Rivera)
Jamás des la espalda (©Ruth Rivera)
A tu propio futuro
A tu propio futuro

Ahora es mi turno para entrar y admirar esta majestuosa construcción, una casa de Dios que sin duda requirió mucho tiempo y dinero para erigirla, pero no sé si eso en realidad concuerda con las lecciones de austeridad que supuestamente predicó Jesús. No soy quien para criticar esto, así que solo me limito a contemplar maravillado la inmensidad y lujo así como los interesantes juegos de luz que se logran cuando los rayos de sol entran filtrados por algún vitral. Por cierto, semanas después del viaje leí que Eduardo del Río “Rius”, califica a esta catedral como inconclusa. Si algún lector de este relato sabe algo al respecto se agradece que amplíe la información.

Devorador de chongos
Devorador de chongos

El tiempo ha pasado rápido, ya llevamos más de una hora en Zamora y todavía no hemos conseguido la razón de detenernos aquí: los chongos zamoranos. Hasta ahora lo que hemos visto de Zamora como ciudad, quitando la Catedral, no nos parece agradable, es un centro comercial algo sucio, y conforme nos dirigimos a donde un policía nos indica que podremos comprar chongos la cosa empeora, estamos en un área de vendimia que los comerciantes no han conservado limpia. Luego de preguntar en otras dos ocasiones finalmente logramos llegar al mercado donde venden los chongos. Los hay en lata (como nos enteramos que se pueden conseguir en casi cualquier mercado de cualquier ciudad), pero también recién hechos, que es como los probamos. Definitivamente fue un acierto detenernos aquí para probarlos, es un dulce genial, que si existiera en Durango creo que ya me hubiese vuelto diabético… A Ruth también le gustan mucho aunque ella no es tan fanática del dulce. La textura de este manjar es mucho más firme que el flan, incluso tiene forma de hilos, parece queso semi-derretido o gratinado, asadero talvez, eso me agrada pues le da una consistencia ligeramente dura, pero el sabor tiene algo de natilla, pasas, leche clavel, canela, piloncillo …

Sin lugar a dudas
Sin lugar a dudas

Después de disfrutar los chongos tomamos la salida a Jiquilpan, no fue demasiado difícil encontrarla, solamente en un semáforo preguntamos a un par de amigos que no nos escuchan pues traen la música a todo volumen, parece que se dirigen a una fiesta, pues también andan ingiriendo cerveza que sinceramente se nos antoja por el calor… Luego ya en una hermosa avenida arbolada, donde en el camellón central, que mas bien es un parque, hay familias tomando el fresco de la sombra de los árboles; pero volviendo a la avenida, en ella circulan varias motonetas, sobre muchas de las cuales sus pilotos toman cerveza tranquilamente, es algo para mi totalmente increíble. Pasamos por Jacona, que es un pueblo tranquilo pegado a Zamora, después de aquí el camino es tan inesperado como mexicano. Yo creía que todo sería de subida, ascendiendo poco a poco hasta alcanzar las montañas de Mazamitla, pero a cambio, grandes llanos, suave lomerío, el amarillento de un campo que implora por el agua de las ausentes nubes y el elitista verde de unos cuantos que gozan del sistema de riego. Numerosos pueblos, en todos hay gente movida, no se ve la apatía de otras regiones del país. Aquí se nota que se trabaja el campo como debe ser, como los pioneros levantaron este gran país que poco a poco va cayendo…

Que continúe el desarrollo (©Ruth Rivera)
Que continúe el desarrollo (©Ruth Rivera)

A veinticuatro kilómetros de Zamora encontramos un lugar llamado Santiago Tangamandapio, viniendo a mi recuerdo Martín, un buen amigo originario de un lugar al que él llama Tangamandapio en modo con un poco de chusca auto-burla, pero con mucho cariño… Nosotros vamos disfrutando en grande la rodada, yo particularmente conocer esta nueva región de nuestra nación, estos nuevos caminos que se agregan a las memorias del cerebro, recuerdos que podrán perdurar o que se podrán borrar en una noche de borrachera, pero que al menos por este momento lo estoy viviendo al máximo, así que tratando de compartir un poco con Ruth, disminuyo ligeramente la velocidad en una bajada de 100 a 80km/hr cuando no hay tráfico, me agacho paulatinamente y disfruta en grande la sensación del viento pegando directamente contra ella… Ya más adelante hacemos algo similar, pues se levanta en sus dos piernas tal como lo venimos haciendo en cada poblado donde hay topes, pero esta vez a 80km/hr… (no intentar esto sin la asesoría de un experto).

Viviendo el camino (©Ruth Rivera)
Viviendo el camino (©Ruth Rivera)

En Totolan nos detenemos un poco para tomar agua, pues desde que salimos de Zamora no habíamos ingerido nada y el sol ya comienza a pegar de frente, quemando bastante la piel y aumentando la pérdida de líquidos mediante el sudor. Ya acusamos un poco el cansancio de la rodada, apenas nos damos cuenta que justo donde nos paramos hay una casa, es un taller donde un perro comienza a ladrar, su dueño le grita para callarlo, nosotros saludamos con un ¡buenas tardes! y una niña curiosa se acerca a mirarnos. Tiene menos de cinco años y es obvio que llamamos bastante su atención. Sus papás le piden que regrese con ellos, pero ella no pierde la oportunidad de conocernos un poco desde su inocencia. ¿Sabe lo que hacemos? ¿Tendrá idea de lo lejos que venimos? ¿Influiremos de algún modo en su modo de pensar o en su futuro?

Un gusto saludarte en el camino
Un gusto saludarte en el camino

Casi llegando a Jiquilpan vienen de frente dos chopper y una deportiva, cargan algo de equipaje y cortésmente saludan como buenos motoruteros; luego alcanzamos una Bros con un tipo que no lleva casco, lo rebasamos a la primera oportunidad y después se va un poco a nuestro ritmo, pero cuando ya estamos entrando a Jiquilpan una gran zona arbolada nos recibe, hay muchos topes y la Bros se va sin decir adiós. Son una gran sucesión de topes que nos detienen un poco, tengo cuidado a nuestras espaldas pues muchos automóviles pasan muy rápido al conocer cada tope, incluso una camioneta que viene de frente por poco pierde el control al pasar demasiado rápido un bordo. Encontramos un entronque sin señal, decido dar vuelta a la derecha y preguntar, pero tardamos bastante en encontrar una persona que pueda orientarnos, nos dice por donde ir, regresamos el camino andado y cruzamos Jiquilpan rápidamente, me quedo admirado con sus construcciones, son viejas, pero no han sido restauradas como en tantos “pueblos mágicos” y eso le da una verdadera magia. Hay un puente, un hotel agradable, casas, y con eso me basta para decidir detenernos y llamar a los hoteles de Mazamitla y asegurar una habitación, para en caso de que esté saturado, quedarnos aquí. Es sábado santo, al ser Mazamitla un sitio popular, suponemos que estará lleno de turistas, así que en un hotel nos dicen que si hay lugar pero no tienen estacionamiento… En otro si hay ambas cosas, pero dice la señora que solo le queda una habitación, pregunta cuanto tiempo tardaremos, le decimos que una hora y media que es lo que calculo para recorrer los 47km que nos separan de Mazamitla. Ella acepta, dice que solo respetará la reservación hasta esa hora y aún nos demoramos unos minutos en el baño, además de preparar lo necesario para continuar, dudo entre cargar gasolina o no y finalmente decido dejarlo para mañana.

Recuerdos en la Bross...
Recuerdos en la Bross...

Empezamos el ascenso a la montaña, hago unos cálculos finales y me doy cuenta que es difícil que lleguemos a tiempo, así que como nunca en este viaje, le exijo demasiado a Suzuki, le exijo el máximo en toda la subida. Hay buenas curvas, poco a poco el paisaje se va volviendo mas montañoso, pero vamos en una carrera contrarreloj y no hay tiempo casi para tomar fotos… Conforme vamos viendo los sitios turísticos de renta de cabañas nos damos cuenta que fue una buena elección llegar a Mazamitla. Todavía en un pueblo antes, en Ornelas, ya hay varias cuatrimotos que la gente del lugar usa para sus traslados cotidianos, tal como en la sierra de nuestro Durango, pero sin duda el ambiente se muestra muy hospitalario.

Nunca dejes de brillar (©Ruth Rivera)
Nunca dejes de brillar (©Ruth Rivera)
Insisto (©Ruth Rivera)
Insisto (©Ruth Rivera)

De pronto hay un entronque, dice Colima a la derecha, Mazamitla de frente; nos pasamos de largo, no disminuyo la velocidad como es mi costumbre en estas intersecciones, pero era por la presión de llegar justo a la hora al hotel, y un poco por el cansancio… Afortunadamente no pasó nada, pese a que si había varios vehículos en la zona. Continuamos de frente, abundan las cabañas de renta, tal como lo habíamos visto en internet. Hay más cabañas que hoteles y posadas… Pasamos por algunos restaurantes de reciente construcción y no veo los hoteles, tampoco el centro del pueblo ni algo que lo haga “mágico”, así que le preguntamos a una señora que espera el camión. Nos indica seguir de frente por una calle que está saturada de autos… Es algo estresante, no puedo saber cuanto falta para el hotel pero estoy casi seguro que ya habremos perdido la reservación; además, las calles son muy estrechas, apenas cabe una camioneta en todo el ancho, así que es imposible aplicar técnicas pizzeras, sobre todo por las alforjas que traemos, pero eso no le impide a un niño a bordo de una cross de dos tiempos meterse entre los autos casi sin precauciones. De cualquier modo seguimos y estamos al pendiente de cualquier otro hotel o posada, le preguntamos a personas en la calle por el hotel Fiesta Mazamitla, no nos dan indicaciones claras pero todos coinciden en que es cerca de la plaza principal. Estamos en una tienda a una cuadra de la plaza y nos dan fáciles indicaciones para llegar, pero ¡momento!, que algunas calles están cerradas por reparación y tendremos que rodear un poco mas…

¿Pueblo mágico?
¿Pueblo mágico?

Finalmente llegamos al hotel, pedimos nuestra habitación y resulta que si hay aún otras dos habitaciones libres… Una señora al ver que vamos llegando, nos ofrece una habitación en su posada mientras bajo las cosas de la moto, pero le indico que ya tenemos reservación. Un señor me guía al estacionamiento, que es una gran bodega, un espacio grande entre estas calles tan reducidas, un verdadero oasis donde sé que Suzuki descansará confortablemente… Vamos al hotel y dejamos las cosas, Ruth se baña y decidimos bajar a buscar algo de comer/cenar, pues ya son las ocho y media y desde las doce del día que no ingerimos alimento alguno. Ya con calma, sin la desesperación por buscar el hotel y no encontrarlo, disfrutamos un poco de este pueblo mágico, el cual no tiene mucho de mágico en nuestra opinión. Sin duda es un gran lugar para disfrutar de la montaña de distintas formas, de la paz y tranquilidad de la naturaleza, mucho más bello y con mejores servicios que casi todos los pueblos de montaña, pero al menos en mi opinión no tiene ese ambiente bohemio como Guanajuato, Zacatecas, Cuitzeo, etc. Creo que mi opinión también está basada en que hay demasiada gente, hay corridos con tintes de violencia a todo volumen en la plaza y hay demasiadas cuatrimotos y autos ruidosos en la calle…

Estancia
Estancia

No sabemos que comer, o que podríamos encontrar para comer. Las opciones se ven un poco reducidas, hay algunos restaurantes pero ninguno llama especialmente nuestra atención. Se nos antoja una pizza y preguntamos, nos dan dos opciones, la primera está llena de turistas y no se ve tan amigable, pero en cuanto nos dirigimos a la segunda que nos indicaron unos policías, de inmediato nos atrapa el ambiente del lugar. Es el segundo piso de un local, frente al mercado; familias de lugareños ocupan la mayoría de las mesas y nosotros tomamos una que recién se acaba de desocupar. Vemos las opciones y pedimos una pizza vegetariana acompañada por dos frías cervezas. Mientras esperamos, Ruth puede tomar algunas fotografías de detalles de la ventana, del mercado, etc. La espera por nuestra pizza se hace demasiada, pero no nos impacientamos pues de algún modo sabemos que seremos bien recompensados. Y ahí está, llega a la vieja usanza sobre la misma charola donde fue horneada, aún está caliente y eso dificulta un poco tomar cada rebanada. Nos encontramos ante una pizza grande, con un buen grosor, salpicada generosamente de diversos vegetales como champiñones, aceitunas, papa, pimiento morrón, piña, tomate… Separo la primer rebanada y al elevarla, unos retazos de queso chorrean pidiendo que lo disfrutemos con calma. Doy la primer mordida y el queso me transmite el buen gusto de la región, un grosor espléndido pero justo, y la carga de ingredientes la hacen una de las mejores pizzas que hemos probado en nuestras vidas, la mejor del viaje sin duda…

En los linderos (©Ruth Rivera)
En los linderos (©Ruth Rivera)
Patito feo (©Ruth Rivera)
Patito feo (©Ruth Rivera)
Coqueta (©Ruth Rivera)
Coqueta (©Ruth Rivera)
Hacedoras de felicidad (©Ruth Rivera)
Hacedoras de felicidad (©Ruth Rivera)

Ya con el estómago contento nos retiramos, Ruth sigue tomando fotos, le toma un retrato a una niña que espera su pizza para llevarla a casa como tantas personas; entonces el personal de la pizzería, unas tres señoras y otras tres jovencitas (una de las cuales por puro gusto y con gran entusiasmo limpia y sirve las mesas) le piden una foto a Ruth. Salimos felices y vamos al hotel por una memoria, pues ya se saturó la de la cámara de Ruth. De vuelta en la calle ya se siente el ambiente un poco más tranquilo, nos animamos a tomar más fotos, incluso varias de la iglesia que se ve recién restaurada… Hace un poco de fresco por ser montaña, nosotros no traemos ni un suéter y decidimos retirarnos a descansar pronto, pues el día de hoy fue cansado, uno de los mejores del viaje y mañana nos espera más camino…

De noche (©Ruth Rivera)
De noche (©Ruth Rivera)
Como gotas de agua (©Ruth Rivera)
Como gotas de agua (©Ruth Rivera)
Sin conflictos (©Ruth Rivera)
Sin conflictos (©Ruth Rivera)
Como el viento
Como el viento
Buenas noches Mazamitla
Buenas noches Mazamitla

Mapa Morelia - Mazamitla

Distancia recorrida este día: 257km

©Aarón Martínez, Todos los derechos reservados

Click aquí para la continuación de este viaje…

10 thoughts on “Habitantes del camino. Día 7

  1. Hola, parece que soy el primero en comentar. Que lástima, no supe que vendrían a Zamora, los hubiese acompañado a conocer un poco, por cierto la Iglesia en realidad ya no está Inconclusa, lo fue durante muchos años; no es la catedral, ahora se llama Santuario Guadalupano, la catedral está en el centro, hiban a cambiar la mitra pero al final no lo hicieron; tienes razón es la iglesia más grande de America Latina, hojalá algún día vuelvan y con gusto los acompaño en su recorrido por Zamora y Jacona, por cierto, se perdieron de visitar el Parque Nacional Lago de Camecuaro, un lugar muy bonito en el municipio de Tangancícuaro, a pocos kilometros de Zamora, precisamente por la carretera que venían de Morelia

    1. Este viaje fue casi sin planes Jorge, igual de haberte avisado que estaríamos por Zamora, posiblemente no nos hubiésemos quedado demasiado tiempo, no se, creo ya en ese momento íbamos con la idea de ir al mar… Gracias por la aclaración de la iglesia que ya no está inconclusa, entonces Rius, hijo NO pródigo de Zamora, escribió que estaba inconclusa hace varios años.

      Había muchos lugares por donde pasamos que se antojaba conocer, estoy convencido de que Michoacán tiene muchísimos lugares por conocer, todos que valen la pena. Motoso debe aprovechar para conocer y dar una buena exploración por ahí, a nosotros se nos dificulta un poco más regresar, pero cuando lo hagamos ten por seguro que te hecharemos un grito…

      Saludos!

    1. jeje pues la verdad no invité a nadie para este viaje, que se realizó en abril del 2011… Pero bueno, aquí está el relato, así como un croquis del recorrido para cuando gustes hacerla!

      Saludos

  2. orale;ke tal aron,muchos saludos para ruth,asi es estoy de acuerdo contigo mazamitla si seria magico pero solo con los habitantes locales,y no con el hormiguero de jente k lo invade,yo disfrute mas las calles y su trazado estrecho k su zona centro y siempre encontraras alli con kien rodar espontaneamente.ahorita acabo de regresar de entrgar unas fotos en la sierra de nuevo leon y me gustaria compartirlas con ustedes pero no se si acepten extraños,esa forma de detallar lo k viven ustedes y las fotos de ruth las enfoka mucho a los detalles y le salen muy profesionales.saludos yo el patoloco.

    1. Gracias por los saludos Patoloco, es bueno que andes por aquí visitando esta humilde página de la comunidad de los motoruteros… Fíjate, a nosotros por la falta de tiempo nos faltó recorrer las calles de Mazamitla, solo conocimos por la que llegamos al centro, por las que nos perdimos unos momentos y por la que salimos a la carretera…

      Es bueno saber que por ahí siempre hay gente para salir a rodar, ya veremos otra vez que el camino nos vuelva a llevar por ahí, a ver si tenemos mas tiempo para explorar un poco.

      Como ya dijo Motoso, aquí están las puertas abiertas para compartir tus viajes, puedes pasárle las fotos a él, igual yo estoy al pendiente en mi correo aaron.martinez@hotmail.com

      Gracias por tus comentarios, creo que de algún modo tratamos de expresar lo que vemos, lo que vivimos y sentimos en cada viaje. A veces son largas jornadas en carretera, a veces tranquilos paseos en un pueblo…

      Saludos y ¡nos vemos en el camino!

  3. Que pinche coraje, para esos tipos que nos gustaría vernos a lado de la banqueta, me gustaría que en el próximo alto se bajaran de su auto, camioneta y se suban a la moto y se cambien los papales NO sé que se piensen que se crean es lo bueno de estar consciente que podemos ser presa de uno de estos conductores y que no se nos olvide estar siempre viendo a lo que viene detrás de nosotros sobre todo en los semáforos.

    wooes

    Por qué le pones ese nombre “Toluca – Río Verde?” sigo viendo esto y me doy cuenta que no estoy tan lejos que un buen fin de semana podría salir a tomar ruta, en verdad dan muchas ganas de salir, el pavimento se ve limpio y seguro como para tocar el asfalto con la rodilla.

    “Nos encontramos con dos deportivas de frente cuyos banqueteros conductores no traen casco” creo que eso de que no usen casco los hace aun más banqueteros y la foto?

    Aaahhh Quiroga, me trae buenos y malos recuerdo, en mayo de este año andaba por allá las formas de esas curvas su grado que tienen es grande en ese tiempo hace 6 meses iba en una fivestar Ford y woooooow quería ir en motocicleta para poder disfrutar al máximo dichas curvas, me trae malos recuerdos porque esa mañana de sábado que andaba por allá saliendo de hacer unas compras de dichos artículos que ya mencionas, al estar tomando esas curvas, recibo una llamada por parte de una de mis sobrinas, indicando que mi padre había sufrido un infarto cerebral, en verdad que tengo miedo de salir y no estar en mi hogar, con la familia cuando realmente lo tenga que estar, me trae malos recuerdos, pero al mismo tiempo están eso que tenemos en la sangre, eso que nos hace rodar a conocer nuevas rutas.

    Las fotos de Ruth, hace mágico al pueblo YA SABIAS ESO? Wooooow son casi las 15:00 y por estar en cosas del trabajo y leyendo por ratos el relato, no he podido salir a comer, con leer como describes la consistencia de ingredientes solo me da más hambre y no pueda más que decir wooooow hay que ir a Michoacan.

    1. No sé si sea tan bueno el que ellos tomen la moto, y nosotros detrás echándoles lámina con la camioneta jaja; a veces pienso que muchas personas que no respetan, ni ellos mismos tendrían cuidado por su persona, y difícilmente se pondrían a ver los espejos por ejemplo en un semáforo…

      Esa foto “¿Toluca-Río Verde?” le puse así, porque al rodar por esa carretera me imaginé que mas o menos así sería la ruta que te lleva ahí. Claro que hay variaciones en la vegetación, pero por alguna razón me sentí en una de tus rutas favoritas, y sin duda ésta carretera es ideal para tumbar con la rodilla en el pavimento…

      Pues al toparnos con los banqueteros no traíamos la cámara lista para tomar foto, salieron de improviso…

      A mí también me aterra estar lejos de mis seres queridos cuando algo suceda, pero no sé, se me hace fácil salir y viajar, pues no he pasado por lo mismo que tú. Espero no pasar esos malos momentos que viviste en Quiroga…

      Pues ciertamente, Ruth le sacó cosas bonitas a Mazamitla, que sin duda es un buen lugar, pero creo que fue convertido a pueblo mágico, sin serlo desde antes… jaja fuiste una víctima más de las buenas comidas que hicimos en el viaje, ojalá no hayas tardado mucho en salir a comer…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *