Relato enviado por José Romo
¿Qué tal camaradas de Moto Ruta México?
Es un placer para mí el que este H. sitio me permita compartir nuevamente con ustedes mi última salida por este hermoso país. Ya tenía un largo tiempo sin compartir nada con ustedes por cuestiones varias, una de ellas es que prácticamente todo el año 2018 estuve sin moto y las últimas salidas en mi anterior Honda XR150L se quedaron en el tintero y el relato nunca vio la luz, ¿Por qué? No lo sé, es difícil explicar, aunque amenazo con pronto escribir esos relatos.
Hoy día tengo moto nuevamente y aquí estamos compartiendo la anécdota vivida esperando la disfruten y, sobre todo esperando los anime a rodar por estos lares que valen mucho, mucho la pena.
Preámbulo
Como les platicaba todo el 2018 anduve sin moto, fue un año de estar 100% de enlatado y que, si bien también lo disfruté, pues me gusta manejar, es cierto que esas ganas por subirse a una moto de nuevo se fueron acumulando y acumulando hasta que a principios de este año logré hacerme nuevamente de una moto, de segunda mano, pero con apenas 6300 kilómetros y en buen estado físico. La intensión para la nueva moto era comprar una de mayor cilindrada y pensé en al fin quitarme el gusanito de tener una preciosa Yamaha R6, sin embargo con mi presupuesto en el mercado encontraba mayormente motos americanas que no me daban confianza del todo, de repente en alguna publicación encontré una moto que llamó mucho mi atención por la cilindrada, el concepto Sport-Touring que maneja, las condiciones generales de la misma y sobre todo que se encontraba dentro del presupuesto, acudí a revisarla y cumplió con las expectativas así que sin pensarlo mucho adquirí una BMW F800R.
Una vez con la moto en mi poder y después de algunos días de usarla en mis trayectos diarios de casa al trabajo, me sentí con la confianza necesaria para salir un poco más allá. Al ser una moto más grande de lo que estaba acostumbrado y nueva para mí, decidí hacer una ruta conocida, esta fue rumbo a San Joaquín, Querétaro regresando por la presa de Zimapán.
Fue una ruta que disfruté muchísimo por los paisajes, las curvas y pues porque, estaba desahogando un año de ayuno rutero…
Dos semanas después decidí continuar disfrutando de la moto y las rutas, nuevamente elegí una ruta conocida de hace algunos años, aunque con algunas diferencias y esta es la que les quiero compartir en las siguientes líneas.
La Ejecución
La ruta elegida esta vez es Huejutla de Reyes Hidalgo, y les comento que ya es conocida pues hacer algunos años, por allá del 2015, hice el recorrido de Jalpan de Serra a CDMX. pasando por Huejutla, entonces este tramo hasta CDMX ya lo ubicaba y sabía de qué iba…
La fecha elegida es el sábado 23 de febrero, no hago grandes preparativos, la moto está muy bien mecánicamente, no hay mucho que planear en cuanto al camino, pues solo hay que agarrar rumbo a Huejutla jajaja, sólo me limito a pintar la ruta en el mapa para contemplar todo el recorrido y es aquí cuando viendo el mapa me engolosino con la zona de curvas y decido salir por Teomaya rumbo a Villa del Carbón y Chapa de Mota, al día siguiente descubriría que esta no fue precisamente una gran idea.
Ya es sábado y amanece, la alarma ha sonado 5:30 a.m., sin embargo, el clásico “otros cinco minutitos” se convierte en un retraso de al menos 40 min. Total, que de casa estos saliendo aproximadamente 7:20 a.m., ya hay bastante luz solar y en estas fechas al parecer el clima no es tan frío por mis lares, aun así, decido salir con la chamarra del impermeable para ir cómodo.
Todo transcurre normal y de forma amena, hasta que pasando el Centro ceremonial Otomí tomo una desviación hacia Villa del Carbón y es aquí en donde el trayecto se pone incómodo pues estos kilómetros son de una carretera destrozada, con nulo mantenimiento, en una revisión rápida por StreenView el día anterior pude notar el mal estado del camino, empero hoy, años después de la foto en google las cosas empeoraron bastante. Con una moto más pesada y llantas meramente para carretera esta parte del trayecto se vuelve pesada para mi pues prácticamente avanzo “de puntitas” buscando el tramo más plano posible entre tanto cráter frente a mí.
Muy cerca de aquí se encuentra Presa del Llano, no tengo el gusto de conocerla en vivo, pero las imágenes que ofrece google dejan un buen sabor de boca, por esto no me explico como un camino que llega a este lugar turístico está en estas condiciones. Otra cosa que no puedo evitar cruce por mi mente es el tema de la seguridad, este tramo está prácticamente abandonado y no puedo evitar pensar que al salir de la próxima curva puede estar un comando armado esperando por mi… bueno no, la verdad es que por estos lares solo tenemos al Brayan y al Kevin…
Afortunadamente solo es mi histeria cotidiana y logro salir de este camino complicado para mi moto sin mayor problema (en cierta XR150L hubiera sido bastante divertido) hasta llegar a Villa del Carbón, de aquí hacia Chapa de Mota hay un tramo de curvas sabroseable, pongo la cámara para hacer una tomas, pero hasta el día de ayer de escribir este relato he descubierto tristemente que la memoria de mi cámara ha dejado de funcionar y he perdido todos los videos de este viaje, solo me quedé con las fotos tomadas con el celular L. #prayformySD
Ya son las 10:00 a.m. y apenas estoy por entrar a Jilotepec, la verdad es que nunca me he presionado por los tiempos y procuro rodar a mi ritmo, parar cuando se me antoje ya sea para tomar una foto o solo para admirar el paisaje, pero esto suele repercutir en un avance lento.
Enfilo hacia Tula de Allende, aunque de forma lenta pues el camino elegido tiene muchos topes, no estoy muy cierto en mi ubicación por lo que decido poner Waze para que me guíe a un punto que marco a la orilla de la presa Endhó. Desgraciadamente Waze me hace tomar una ruta algo rara y de pilón creo que di una vuelta de forma errónea, esto tuvo dos consecuencias, una buena y una mala, la mala fue que di una vuelta de al menos 30 min. de más, la buena fue que pasé a un costado de la presa Macua, me detengo a admirar el paisaje y escuchar por unos minutos el silencio que de ella emana…
Unos metros después de continuar, me volvería a topar con unos kilómetros de tierra, así que nuevamente hay que ir despacio muy despacio.
A pesar del tramo feo allá atrás, esto se compone con pasar al costado de estas presas, el andar por estos lares con mi moto y poderme detener a observar las aguas calmas que contiene cada una de ellas me recuerda por que salí de casa esta mañana y el por qué vale la pena cada kilómetro recorrido.
Ya es medio día y la batería del celular comienza a desaparecer, así que dedico unos minutos en Alfayucan a buscar un powerbank, la moto viene equipada con un toma corriente de 12V, sin embargo el conector no es estándar y requiero un adaptador que aún no adquiero así que no he podido hacer uso de este. Una vez que consigo la batería de emergencia sigo mi camino hacia Zimapán, pero antes de llegar a Tasquillo se me atraviesan “Las Cazuelas”, un lugar a pie de carretera ya conocido, así que decido parar a comer. El lugar es pequeño, pero sirven buena comida a precios muy accesibles.
Tomo aproximadamente una hora para degustar mis alimentos tranquilamente y después seguir mi camino, para este punto el clima ya es muy cálido, pero con el andar el viendo logra refrescarme de buena manera. Pasando Tasquillo comienzan las primeras curvas, ya he recorrido este tramo, pero en sentido contrario, así que la perspectiva cambia y es completamente un camino nuevo para mí.
En alguna parte de este tramo, me pasa algo no tan agradable, al pasar un tope y acelerar, lo cual según yo no hice de manera brusca, la llanta trasera se colea hacia la izquierda y hacia la derecha, pienso yo que he pisado un poco de aceite y de allí el comportamiento de la moto, -ay cabrón!- me digo a mi mismo, afortunadamente la moto se mantuvo “ de pie “ y centímetros más adelante recuperó su adherencia al suelo, sin embargo, esta sensación de “patinado” me acompañaría todo el viaje hasta finalizar el día.
Estoy entrando al parque nacional “Los Mármoles”, de aquí en adelante se viene un curverio sabroso, por lo menos 200 kms son de pura curva rica con un clima más que favorable para andar en moto. Además de las curvas el contenido visual es único, aunque contrario a lo que acabo de decir, en varios tramos podría jurar que voy camino a Xilitla pues tanto la vegetación, el tipo de asfalto, el clima y los paisajes, son muy parecidos a los que vemos en la carretera federal #120.
Pero esto es nuevo, no he pasado por aquí así que me doy el tiempo de disfrutar los paisajes, disfrutar cada curva, disfrutar la moto, disfrutar los beneficios de traer un motor 800cc, como les platiqué en líneas anteriores el sentimiento de patinado no me abandonó lo que me obligó, creo que para bien, a tomar cada curva con extrema precaución y a baja velocidad, esto para dejar los nervios de lado y disfrutar el recorrido. El parque de los mármoles tiene unas vistas increíbles y muchas de ellas solo las puedes apreciar cómo se debe cuando viajas en moto, pues es más fácil detenerte en casi cualquier lado pues el camino carece de espacios suficientes para un automóvil por lo que es complicado detenerse y cuando hay espacio la vista no es tan buena.
De una vegetación seca y limitada a la altura de Zimapán, hemos pasado a una vegetación más basta, el calor también es más húmedo, pero por ahora las condiciones climáticas son perfectas para continuar con este recorrido.
Saliendo del parque y unos cuantos kilómetros antes de llegar a Jacala, es hora de cargar combustible, hasta ahora le he promediado un consumo de 22 kms por litro, traigo poco menos de medio tanque pero decido llenar de una vez para no caer en complicaciones.
Llegamos a la frontera Hidalgo – San Luis Potosí, el cambio en la calidad del asfalto es evidente, San Luis procura sus carreteras muy bien y esto se agradece bastante. Para este punto ya me he dado cuenta de que mi planeación de la ruta fue un rotundo fiasco, pues por alguna estúpida razón planeaba realizar todo el recorrido de regreso a casa en un solo día – No mames Romo!, ¿en qué pensabas?-, aún no he decidido que hacer, en ratos pienso que puedo llegar a Huejutla y bajar aunque no tenga luz, ciertamente pasando Zacualtipan ya ubico la zona y no tengo problema con rodarlo de noche pero horas más adelante esta idea se borrará de mi mente y decido quedarme a pernoctar en Huejutla, no veo la necesidad de correr riesgos mañana es domingo y prefiero tomar todo el día para continuar con la ruta de forma tranquila.
Por estos lares todo se disfruta, el olor a tierra mojada, el olor de la vegetación, el calor, el aire fresco, el olor de los camiones cargados con cientos de kilos de naranja cosechada en la zona, es absolutamente una delicia este recorrido.
Son las 18 horas y apenas estoy llegando a Tamazunchale, esta localidad es el paraíso de las Italikas, hay más motos que autos, aquí me detengo a comprar una balaclava, pues aún a esta hora tenía la idea de rodar de regreso a casa durante la noche y quería este accesorio para protegerme del frio, veo que aquí es un buen negocio vender accesorios para motocicleta pues donde hago mi compra tiene mucha clientela que va y viene, -aquí está el pan we…-.
Aproximadamente unos 40 min. más tarde estoy entrando a Huejutla, malamente por la zona más pinche, pues sigo las indicaciones que dicen Huejutla Centro, cuando al parecer hay una especie de libramiento que toman los autobuses y que igual me lleva al centro, este tramo tiene topes, tráfico y baches, pista de que ya estamos en Hidalgo de nuevo jeje. En fin, este tramo me pone algo de malas, pero aquí es donde me doy el tiempo para pensarlo bien y decido quedarme aquí esta noche, total ya mañana le sigo. Me topo con un oficial de tránsito en cuatrimoto, le pido indicaciones para llegar al centro, se ofrece a encaminarme y de paso me recomienda dos hoteles justo frente a la explanada principal del pueblo, elijo el que tiene estacionamiento y me instalo en una habitación bastante modesta pero cómoda y con lo necesario para descansar, recargar pilas en los dispositivos, darme una ducha de agua fresca pues con este clima no necesito agua caliente.
Aún es temprano y decido salir por algo fresco a la calle así como recorrer un poco la zona, cruzo la calle y ya estoy en la explanada principal con un litro de agua fresca de naranja, mañana es 24 de febrero, motivo por el cual al parecer están ensayando un baile de Huapango y me quedo aquí a observar la coordinación y el entusiasmo que le ponen los chavos al ensayo, lo disfrutan y se nota, así como yo disfruto el espectáculo, el clima, mi bebida, la satisfacción de los kilómetros rodados, las vistas obtenidas, los nuevos lares conocidos, ya hacía falta, ya hacía mucha falta salir a rodar… Después de un rato regreso al hotel y me duermo, mañana va de nuevo.
Son las 6 a.m. y suena la alarma y algo más… es el sonido de la lluvia, amanecer lluvioso, ¡rayos!, no me quiero mojar así que me vuelvo a acurrucar y duermo un rato más, vuelvo a despertar y ya no llueve, me cambio y decido salir a desayunar algo mientras se termina de escurrir. Es domingo así que no podría faltar el tianguis móvil, me adentro y –¡huyyyy café!-, no puedo dejar pasar la oportunidad de comprar una bolsa de café para llevar a casa, más adelante hay un local de comida, hay lo clásico, pero llama mi atención el “Zacahuil”, me pido uno y este fue mi desayuno con su respectivo café de olla. Estoy terminando el desayuno cuando ups, comienza a llover de nuevo… -pos’ ya me mojé a huevo-, ni hablar, regreso al hotel, preparo todo, alisto la moto y vámonos.
De aquí hasta pasando Zacualtipan, la lluvia y neblina sería una constante que no me dejarán mentir, en ratos se sufre y me hace preguntarme -¿Por qué a mí?-… pero que de alguna forma rara también encuentro sabor y disfrute en ir en la neblina, con la visera arriba porque ya no da para más y no veo nada, recibiendo la brisa en la cara, con las pompis mojadas a pesar del impermeable, con los dedos de los pies nadando en el charco dentro de mi bota, a pesar de todo se disfruta y lo volveré a hacer pues simplemente es parte del show…
Ya a la altura de la Barranca de Meztitlan, el clima mejora y aunque está nublado, el piso está seco, por aquí tomaremos las ultimas fotos del viaje para enfilarnos directamente ya sin escalas a la ciudad de Pachuca-CDMX-Lerma, muy muy contento por el recorrido y la satisfacción personal que me ha dejado esta rodada…
Camaradas MotoRuteros, les agradezco por haberse dado el tiempo de leer parcialmente o completo este relato, ojalá haya sido de su agrado, pero sobre todo ojalá los incite a rodar por estos lares y compartirnos su experiencia.
“El retache”
Numeralia
Distancia recorrida: 836 Kms.
Casetas: México – Pachuca $(no pasa de $30 pesotes)
Me la P E L Ó
Y con las dos manos, eres el puto amo…
Chingonzo! chulada, ya se extrañaba bastante, pero bastante un relato de Romo, uno de los ruteros más auténticos que conozco, pero no se lo digan, para que no se la crea jaja
Rodar como queremos, rodar cuando queremos, un excelente relato sin fijarse en demás cosas superficiales, duro y a la cabeza, relato puro, sin edulcorantes.
Ya sueno a reseña de critico chafa de cine, pero es verdad. Este relato me trajo los recuerdos a hace unos años cuando yo leía los relatos de las aventuras de todos los miembros, y decía wow, tal vez yo podría hacerlo, y entre más leía mas me animaba, sin duda capturar el espíritu y el sentimientos que tenemos arriba de la moto es complicado, pero entre más honesto sea un relato creo que mejor lo logra. Y este definitivamente lo hace.
Mi estimado Romo, espero sigas subiendo relatos chulos como este ahora ya con la nueva montura a desquitar el ayuno rutero.
Saludos y nos vemos ahora si espero pronto en el camino.
Estimado Kenno,
Gracias por tu comentario y leer este relato. Que bueno que te recordó aquellos inicios, todos pasamos por allí y cuando leímos los relatos plasmados en este sitio nos inspiraron e invitaron a hacer lo propio, no diría que es un motor para mí esto de relatar para salir a rodar, para nada, pero si es un motor para escribir el relato, el afán de mantener esta bonita tradición de escribir relatos y compartirlos con esta bonita comunidad, me lean 2, 5, o nadie no importa, el chiste es compartir y buscar incitar a esos 5 a que salgan a rodar.
Si lo piensas bien, tú que lo haces más seguido que yo, después de relatar la ultima rodada es cuando cierras el ciclo y ya te permites pensar en lo que sigue, no digo que si no relatas no puedes salir de nuevo, para nada, pero como que de alguna forma si se cierra un circulo al escribir el relato y se vuelve satisfactorio al menos para mi, terminar lo que empecé.
De nuevo gracias por comentar, espero este mes si materialicemos ese plan que está en la mesa y rodemos nuevamente…
Saludos y nos vemos en el camino…
Wow, me quede así irá! Que hermoso, sublime, sencillo, interesante, emocionante y chingón relato, hasta pensé que estaba leyendo uno de por allá de 2010, no cabe duda que tú relato despierta emociones y unas ganas tremendas de agarrar la moto e irse a rodar y que decir relatar, ahorita mismo me pongo a escribir unos que tengo atrasados, gracias Carmelo, gracias por recordarme de que se trata moto ruta México.
P.D. que fotos tan chulas te aventaste, se nota la técnica de los 7 tercios.
Jajaja Che Torres mamila… Puro sarcasmo, pero se que si lo leíste completo…
Que buen relato mi estimado Romo!!!!
Un gusto leerte nuevamente, gracias por compartirlo.
Muchas felicidades por esa nueva moto, espero que pronto podamos compartir kilómetros y paisajes, si, ya se que no te gusta rodar con mucha gente, pero de vez en cuando no hace daño 🙂
Referente a esas coleadas que te daba la moto al pasar los topes, tal vez sea que tu maquina te este pidiendo un poco mas de calma con el acelerador 😉
Nos vemos en el camino… De Hiviz y reflejantes!!!
Mr. Zolá,
Gracias por leernos y por pasar a dejar su comentario, gracias también las felicitaciones, quizá tengas razón y efectivamente no haga daño rodar en bola de vez en cuando jeje…
De la coleada, fue una “Zola” ocasión, créeme que me la he llevado tranquila con ese acelerador no se me olvida que vengo de una 150cc y la cosa cambia un poco, afortunadamente desde que la tengo ha sido el único sustillo que me he metido, de allí en fuera todo tranquis y divertido con esta moto.
Saludos y nos vemos en el camino…
Que bonito relato, imagino que ha de ser padrisimo sentir la velocidad en moto. Te felicito, te acompañe en tu recorrido con tu relato.
¿Que tal Marcela?
Gracias por tu comentario, me da gusto que te haya gustado el relato. Si, es verdad la velocidad en moto es una de las muchas sensaciones que se disfrutan arriba de una moto. Gracias por comentar y por tomarte el tiempo de leer el relato.
Saludos…