Cajita de Olinalá

Augusto Galicia López
… En algún punto del recorrido, me adelanto y ruedo un poco más rápido, pero al sentir que me estoy alejando busco un sitio para estacionar y …
Gladius
La debutante Gladius.
Entre las tradiciones artesanales más bellas del estado de Guerrero, guardo una curiosa predilección por las cajitas de linaloé , un árbol (casi agotado) cuya madera tiene un olor increíblemente agradable y característico (dulce, como perfume de mujer). Tanto de la artesanía como del árbol se han escrito poemas, canciones y diversas historias que forman parte del acervo olinalteco.
De mis recuerdos de niño, no se con precisión como o cuando llegó a la casa de mis padres, una de tales cajitas, el rojo brillante, contrastaba con el negro dándole un aspecto llamativo a mis ojos infantiles y desatando al mismo tiempo curiosidad por el conjunto tanto visual como olfativo. “Es una cajita de Olinalá” me dijeron, ampliando la explicación a la ubicación del pueblito en algún lugar de la montaña de Guerrero, cerca de Ayotzinapa, en la Escuela Normal Rural, donde mi papá había hecho sus estudios de Normal primaria, bajo la guía de Don Raúl Isidro Burgos, insigne educador mexicano, cuyo nombre ha quedado grabado en la escuela que quiso tanto.
Los avatares del destino me ataron al municipio de Tepalcingo Morelos, donde su feria patronal, que se celebra el tercer viernes después del miércoles de ceniza, convoca a muchos comerciantes entre los que hace algunos años, destacaban los artesanos de Olinalá y sus productos de linaloé con las tradicionales cajitas.
Todo esto pasaba por mi mente, a principios del 2014, y con el pretexto de empezar a asentar el motor de mi recién llegada “Gladius” (formalmente: Suzuki SFV 650), propuse una visita a Olinalá a finales de enero. El viaje me daría oportunidad de rodar por los caminos habituales de los amigos de Chiautla con lo que la rodada tendría una doble justificación. A la propuesta respondieron inicialmente, tanto Alberto Barral, como Nohe Gallardo e Israel Téllez y un nuevo compañero de Puebla, Alex García-Hernández. Hubo algunos colegas MotoRuteros, como Alejandro Bustos, que intentaron adherirse, pero al final, como ocurre con frecuencia, fueron declinando.
Así las cosas, el sábado primero de febrero, alrededor de las 7:00 AM, junto con Alex García-Hernández, estaba saliendo de Puebla, todavía con un poco del frío invernal, rumbo a Chiautla de Tapia para encontrarnos con la banda de ese lugar y hacer el recorrido por la montaña de Guerrero (en los límites con Puebla y Morelos), para conocer el lugar de origen de las, para mi, legendarias cajitas de Olinalá. Huelga decir que llevaba la promesa de regresar con una de ellas para mi esposa.
El trayecto por la Atlixcáyotl fue un poco molesto para Alex, porque su casco de motocross con los obligados gogles, no le daban protección suficiente contra el viento frío de la mañana, aún rodando a baja velocidad. Supongo que esto mejoró un poco después de Izúcar, donde el clima es francamente más cálido. En tales condiciones, arribamos a la entrada de Chiautla, donde, en la gasolinera avisté a un motociclista que resultó ser el buen Rexx. Tras los saludos y presentaciones de rigor, pregunté por Nohé e Israel y la respuesta fue: “No vendrán”, a última hora habían cancelado por cuestiones personales.
Ni modo, para mitigar la sorpresa, acordamos dirigirnos al mercado para cargar el estómago con unas “quesadillas”, gorditas y un atole de granillo porque la jornada que nos espera requiere de que nuestros tanques lleven suficiente reserva.
Ahora sí, salimos de Chiautla, previa recarga de combustible para la Gladius, rumbo a los límites con el Estado de Guerrero, precisamente a Ixcamilpa de Guerrero, Pue.
Después de una pequeña terracería, rodamos a velocidad media detrás de Rexx, disfrutando de las curvas y de los paisajes. En algún punto del recorrido, me adelanto y ruedo un poco más rápido pero al sentir que me estoy alejando busco un sitio para estacionar y esperar, encuentro un pequeño nicho en el camino y me estaciono, pongo la pata de cabra y suelto el freno, pero ¡Maldición! El suelo de tierra tiene pendiente y la moto se mueve, trato de aguantarla pero me gana el peso y se acuesta sobre su costado derecho. … Ya ni llorar es bueno, mi hermosa Gladius, está en el suelo, y empiezo a tratar de levantarla, cuando escucho la oferta de ayuda por un conductor de auto que pasaba en el sentido opuesto al nuestro, aunque al voltear, alcanzó a ver a Rexx y Alex que están llegando y agradezco indicando que no es necesario. Levantamos (más bien la levantó Alberto) la moto y observamos que no tiene rayones o daños visibles, así que aprovechamos para tomar las primeras fotos del camino.
Mixteca Poblana
Instantes en la Mixteca Poblana
Seguimos la ruta y en las primeras curvas noto que me cuesta trabajo hacer los cambios porque la palanca de velocidades parece estar fuera de su lugar, pero sigo para no detener la rodada y al llegar a Ixcamilpa, aprovecho que Rexx se detiene para saludar a un conocido y con dos o tres jaloncitos a la palanca, vuelve a quedar en la posición correcta para continuar la jornada (una de las ventajas de la maleabilidad del aluminio).
El tramo de Ixcamilpa a Olinalá sigue con buenas curvas y sólo lo vemos detenido al llegar a la tierra de las tigradas y las cajitas, por un retén de la marina, el cuál pasamos sin contratiempos, aunque sin salvarnos de la revisión de maletas.
Ya en Olinalá, Alberto (Rexx) se mueve como pez en el agua y nos lleva sin más preámbulo a la pozolería “La Olinalteca” donde, a pesar de mi poca afinidad hacia dicho platillo, me veo repitiendo ración por lo sabroso del pozole verde propio de la cocina de este lugar.
Pozole
Pozole de Olinalá
Después de las dos raciones, acompañadas de sus correspondiente cerveza, nos disponemos a visitar el centro de la población para buscar la cajita prometida. En la entrada de un local de artesanías, Rexx me hace notar una zona deforestada del cerro vecino, donde aparentemente crecía el linaloé.
El encargado de la tienda nos comenta que las cajitas (en realidad hay de diversos tamaños) ya no se hacen de linaloé debido a la escasez de estos árboles, sino de madera común (¿pino?) a la que agregan un aromatizante para imitar las sensaciones que provocaban las artesanías originales.
Artesanías
Artesanías de Olinalá
Provistos de sendas artesanías, abandonamos el local para regresar al camino. Ahora se trata de llegar a Axochiapan Mor. Pasando por Papalutla para encontrar la carretera estatal 7 de Puebla, que conecta esta parte de Guerrero con Morelos. Otra vez somos sujetos de revisión por el retén de la marina que hizo cambio de turno mientras estábamos en Olinalá. En algún punto intermedio del trayecto a Papalutla, aprovechamos para más fotos.
Mixteca Guerrerense
En la Mixteca Guerrerense
En el tramo de Olinalá a Papalutla, puedo observar dos aspectos; el primero, que la carretera tiene muy buen nivel de curvas y está recién pavimentada, y que no podemos aprovechar estas condiciones porque los huracanes del año pasado (supongo que principalmente Ingrid y Manuel) han provocado tantos derrumbes que en algunas partes no nos queda más que seguir a una camioneta que desciende con mucha precaución hasta llegar a Papalutla.
Papalutla
Rehidratándonos en Papalutla.
Había olvidado mencionar que el clima es tan caluroso que nos obliga a hacer una parada de rehidratación en una tiendita del camino.
Después de admirar por algunos momentos el cauce del río (el alto Balsas, de acuerdo a la información de Rexx), continuamos en el camino porque el destino todavía parece lejano.
Balsas
Rio Balsas
Escala
Última escala.
Algunos kilómetros después de encontrar la carretera 7, un poco antes de Jolalpan, Pue. Observo el parpadeo del indicador de “reserva” de combustible de mi moto, por lo que “ajusto” la marcha para no pasar de 80 km/h y no quemar combustible en exceso. En Jolalpan el buen amigo Rexx me indica que aunque no hay estación de gasolina, podemos buscar algún lugar donde nos vendan gasolina en “garrafitas”, a menos que quiera seguir hasta Axochiapan que se encuentra a unos 30 km. De acuerdo con las especificaciones de la Gladius (3 litros de reserva de gasolina), estimo que todavía puedo rodar sin problemas por otros 40 a 50 km, por lo que me arriesgo a llegar a una gasolinera establecida. … Mi estimación resultó adecuada, porque llegamos a Axochiapan sin incidentes y al recargar y revisar el kilometraje desde Chiautla, los tres coincidimos en que el tanque de la Gladius rinde alrededor de 200 km antes de empezar a “avisar”.
En Axochiapan bifurcamos nuestros caminos, porque Rexx regresa a Chiautla por Tlancualpicán y nosotros nos dirigimos a la autopista S. XXI, pasando por Tenango. Como buena acción del día, Rexx, nos acompaña para que podamos salir de Axochiapan rumbo a Tenango, y en la salida nos despedimos para regresar cada quién a su lugar de origen.
Alex y yo continuamos rumbo a Tenango, con la desventaja de que empieza a oscurecer y ninguno de los dos conoce el camino, por lo que en una “T”, equivoco el camino y empezamos a rodar rumbo a Xonacatepec. Algo me indicaba que no iba bien, así que el GPS autóctono nos indica que debemos regresar para llegar a la carretera Cuautla – Izúcar y de ahí tomar la autopista a Puebla. Después de corregir el rumbo, nos encontramos con la carretera a Izúcar y tomamos rumbo a Cuautla para llegar a la autopista. Como ya está obscuro y tenemos que pasar de la calidez morelense al frío poblano, nos detenemos en una gasolinera, nueva que tenía una gran fiesta, para adecuar nuestra vestimenta y de paso tomar una bebida caliente en el oxxo aledaño.
Por fin, a eso de las 19:30 hr emprendemos el regreso, ahora sí, bien seguros de por donde rodamos, dos o tres kilómetros después encontramos la entrada a la autopista, y como buen conocedor, … me pasó de la entrada … afortunadamente, unos metros adelante puedo ingresar a la vía y emprender el camino hacia Puebla. Rodamos lentamente, porque hay que recordar que Alex lleva casco de motocross, pero no hay prisa la consigna es llegar aunque rodemos lento. Vamos acumulando kilómetros y llegamos a la caseta de metepec, donde nos preguntamos sobre la situación en que rodamos y el pulgar arriba es la respuesta mutua. Seguimos hacia la Atlixcáyotl manteniendo el paso seguro y al avistar la caseta de Puebla, me invade una sensación de seguridad y bienestar. Después de pasar la caseta, nos despedimos para enfilar cada quien a su casa para terminar la rodada, donde la empezamos.
El trayecto de la caseta hasta mi domicilio transcurre sin novedad, entro a la casa con la cajita de Olinalá que era mi objetivo de viaje, después de 600 km en la ruta, por lo que puedo decir ¡Misión cumplida!
Gracias amigos Rexx y Alex por compartir esta rodada conmigo y con la debutante Gladius. Seguiremos viéndonos en el camino como corresponde.

19 thoughts on “Cajita de Olinalá

  1. Buena experiencia profe, lastima del acoston de la Gladius pero así pasa cuando sucede jaja que bueno que no sufrió mayores percances, aunque me surge una duda, es poseedor la Inazuma y la Gladius? o cual es la temporalidad de las motos?
    Aparte es un punto interesante las cajitas de Olinala, no había escuchado de ellas, así que investigare un poco mas 😛
    saludos Profe y que siga viento en popa la recuperación.

    1. Hola Wolf. Gracias por comentar.
      Del “acostón” de la Gladius, no quedó ningún vestigio, salvo el incidente en la palanca que comento en el relato, aunque ahora trato de ser más precavido antes de soltar el freno cuando la dejo estacionada. Respecto a las motos, todavía tengo ambas, la Inazuma la tengo desde marzo del 2013 y la Gladius desde enero 2014.
      Respecto a las artesanías de Olinalá, me da gusto que te interese el saber un poco mas de ellas. Creo que algo así pasó con “El espinazo del diablo” entonces vale la pena el relatar nuestras rodadas.
      De la recuperación, gracias por los buenos deseos, y creo que sí va viento en popa. Espero regresar al camino antes de que termine noviembre.
      Saludos. … ¡Nos vemos en el camino!

      1. Si me ha pasado esos acostones, pero afortunadamente siempre la detengo ya que me doy cuenta que no le puse la patita hahaha trato de ser cuidadoso, pero aveces no se da 😛
        Y pues si tenia esa duda acerca de las motos, ¿la diferencia es mucha respecto una de la otra? me refiero al manejo, porque si es una diferencia considerable de CC
        Y pues si justo comenta profe, estos relatos me ayudan, a conocer mas, y no solo rutas, sino acerca de particular de cada región, que mejor ejemplo que estas cajitas de olinala, que yo nunca en la vida las había oído mencionar, ahora ya me entere e hice un poco de investigación. Justo igual que con “el espinazo del diablo” tampoco sabia de su existencia, y después de leer su relato, busque en este mismo sitio y Oh! sorpresa, había varios donde pasaban por esa carretera, y posterior búsqueda en internet ahora la tengo muy bien localizada y se algo de su historia, y si, con una ruta planeada para ir a recorrerla, solo que tendrá que esperar al otro año :p
        Bueno pues muchos saludos!

        1. Wolf Immanis:
          Si me ha pasado esos acostones, pero afortunadamente siempre la detengo ya que me doy cuenta que no le puse la patita hahaha trato de ser cuidadoso, pero aveces no se da :P
          Y pues si tenia esa duda acerca de las motos, ¿la diferencia es mucha respecto una de la otra? me refiero al manejo, porque si es una diferencia considerable de CC

          No es lo mismo levantar tu 150cc a levantar una 650cc (tomando en cuenta aspectos como maña, estado de animo, cansancio físico, etc)

        2. Hola otra vez.
          La diferencia entre ambas es de un poco más de 20 kg, pero el que se pueda detener, o no, depende más de las condiciones del terreno que del propio peso de la moto. En el caso que relato es un lugar con tierra suelta y “de bajada” con poco “agarre” para sostenerla.
          ¿Espinazo del diablo? Tu dices cuando y vamos.
          Saludos.

  2. un muy buen relato, yo tambien tengo gratos recuerdos de las cajitas de Olinala y mi niñez, me hizo recordarlos profe. saludos desde Morelos.

    1. Hola Carcayu . Gracias por comentar.

      Evocar recuerdos siempre deja una buena impresión. Que bueno que en los tuyos también haya cajitas policromadas arómaticas.

      Saludos. … ¡Nos vemos en el camino!

  3. Buen relato, pero me dá algo de tristeza ver como acabamos con nuestros recursos naturales, y nuestra ignorancia para manejarlos.
    Por desgracia, las famosas cajitas ya no las hacen con la madera adecuada.
    Se acabaron a los árboles.
    Desde el momento que deben agregarle un aromatizante para que se asemeje al aroma original, se pierde la originalidad que se buscaba.
    Ya dá igual comprarla en el pueblo, ó en alguna tienda de productos chinos.
    Ya no es igual… 🙁
    Saludos desde Reynosa.
    macnifico

    ..
    .

    1. Hola Mac . Gracias por comentar.
      Ya se extrañaban tus comentarios desde la frontera norte.
      Desgraciadamente nuestra cultura depredadora está propiciando el fin de nuestras manifestaciones culturales y pensemos que no queda otra más que la tienda de productos chinos. Tal vez una buena labor de nuestro rodar por México sea la de ir denunciando este tipo de situaciones que nos dañan como mexicanos.
      Saludos. … ¡Nos vemos en el camino!

  4. Profesor!!! Muy fresco este relato a pesar de los meses transcurridos, muy buena rodada, buena compañía, buen pozole es grato leer sus relatos en espera de los que vienen……. un abrazo saludos

    1. Hola amigo Rexx.
      Indudablemente habrá cosas que olvidé, pero lo que no se olvida es la convivencia y el camino.
      De los que vienen, la rodada de Puebla a Zacatlán es ya casi una realidad.
      Saludos.
      ¡Nos vemos en el camino!

  5. Profesor buen día!!!

    Esa transposición de sus recuerdos de la niñez hacia las cajas es excelente, me han dejado un sentimiento de nostalgia muy grande incluso me hace hacer un retroceso a mi colectivo mental y extraer situaciones similares en mi niñez, me ha encantado esa parte de relato.

    Eso de los “acostones” son gajes del oficio, sobre todo cuando andamos aprendiendo y conociendo los nuevos pesos ya conforme pasa el tiempo le vamos tomando maña, mas que fuerza.

    Ese pozole me quedo pendiente, recuerdo de la recomendación de Rexxx por comer ahí pero lamentablemente era domingo de semana santa y pues creo ya andaba cerrado, así que hay pretexto para regresar.

    Profesor ya nos urge que ande al 100% y subiendo usted es un excelente promotor de su estado, no solo al tener un meticuloso cuidado a la hora de relatar, sino por esa insistencia por recorrer kilometros con tanto ímpetu.

    Nuevamente reitero mis respetos y admiración, como ya es habitual en mis comentarios hacia sus entradas espero pronto coincidir en una ruta.

    Nos vemos en el camino verde del hi-vis!!!

    1. Hola Alex.
      Los recuerdos se vuelven una “obligación” conforme nos vamos haciendo viejos, tal vez por eso los abuelos somos referencia para los nietos. Espero que en los años venideros sea capaz de relacionar lo que he vivído con lo que alcance a rodar.
      ¿Acostones de la moto? Desgraciadamente, no creo que vaya a ser el último, con todo y que pueda volverme muy “mañoso”. Sólo quisiera que ninguno fuera de consecuencias.
      De mi recuperación y el pozole sería buena idea que coincidiéramos tan pronto como nos sea posible.
      Gracias por tus generosos comentarios.
      Saludos.
      ¡Nos vemos en el camino!

  6. Hola Augusto!
    Buen relato, ya se estrañaban. Siempre es interesante ver los diferentes puntos de vista de las rodadas.
    No cabe duda que siempre aprendemos algo, en este caso, recuerdo que ya me habias comentado algo acerca de esaj cajitas.
    Estamos pendientes para ir por un Pozole, yo tambien me quedé con las ganas, y aunque la pizza y las Micheladas estuvieron buenas, nos quedamos con muchas ganas del Pozole.
    Creo que Alex aprendió de esa rodada que el casco de Motox no es muy funcional en carretera a esa hora de la mañana, Despues de esa rodada lo he visto con un Nolan abatible.
    Lo de los acostones de las motos es comun, quisiera decir que sobre todo cuando estamos conociendo nuestra moto, pero no… tambien cuando ya tenemos tiempo con ella; en la ultima rodada, tuve el mismo descuido y la Morena 2 se acostó sobre la Vulcan del buen Jorge Amigon.
    Gracias nuevamenter por compartirnos tu aventura, siempre es un gusto leer tus relatos.
    Espero que la recuperación siga su buen camino y que pronto podamos verte nuevamente en 2 ruedas

    Un abrazo.

    Nos vemos en el camino… De Hi-viz y reflejantes…

    1. Hola Zolín.
      Lo que de verdad extraño es volver a rodar con los buenos amigos, la cajita o el pozole son magníficos pretextos para coincidir.
      Como le comentaba a Alex Lara, las motos se me volverán acostar, sólo deseo que no haya consecuencias. En el caso de la Morena 2, quiero suponer que la pesada Vulcan aguanto el recargón.
      Gracias a ti por leer y comentar. Del regreso al camino, sería fantástico que pudiéramos rodar antes de que acabe el año.
      Un abrazo y,
      ¡Nos vemos en el camino!

  7. Buena noche Profe.

    Muy padre su relato, la comida, compañía. .. y eso de visitar las hormigas si que duele. Espero que siga mejorando y pueda coincidir pronto con usted.

    Abrazo

    1. Gracias por leer Arturo.
      Espero que tu recuperación vaya bien y que tu entusiasmo por las rodadas vaya en aumento.
      En la rodada a Olinalá, hablo de un “acostón” de la Gladius, más que de una visita a las hormigas, aunque también duele ver a tan preciosa máquina en el suelo.
      Como te decía al principio, no pierdas el ánimo para que pronto nos veámos en el camino.
      Saludos.

  8. Muy buen relato, hace tiempo no leía algo bien redactado y con tanta fluidez expresiva. De la visita a las hormigas, coincido con todos los demás, para que se sienta de alguna manera acompañado, a mi también me paso y con la moto parada, sin la “pata de cabra”, una expresión que hace 7 años no la oía por estos lares. Espero acompañarlos en alguna ocasión cuando venga mi siguiente moto. Por lo demás me gustaría preguntar si los caminos que recorrieron eran totalmente seguros. Gracias, saludos desde Qro y ……nos vemos en el camino

  9. Hola Polo.
    Gracias por tus comentarios, intento ser claro y cuidar la ortografía y redacción, espero lograrlo.
    Algunas motos, dan “problemitas” con la pata de cabra, es el caso de la Gladius, se debe estar bien seguro antes de dejarla apoyada para evitar incidentes como el que relato, que también fue con la moto parada.
    Avísame cuando tengas tu moto para planear alguna rodada.
    En cuanto a la seguridad de los caminos que recorrimos, todo el tiempo tuve dudas. Son caminos solitarios que tienen fama, desde hace mucho, de ser rutas de marihuana. La presencia de marinos en Olinalá indican que ha habido algunos conflictos. Así que no diría que son muy seguros, más bien que, a la luz de los últimos acontecimientos, supongo que es mejor evitarlos.
    Saludos.

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