Reencuentros congelados

El camino es un destino por si mismo (©Ruth Rivera)
El camino es un destino por si mismo (©Ruth Rivera)

Día 1

Puente vacacional, semanas sin salir a rodar, rutina del día a día laboral, invierno inminente y noches mágicas, irrepetibles. Cambios en la vida, lectura abundante, palabras que aún no son formuladas y sentimientos sin plasmar en el papel. Agradecimientos y dedicatorias pendientes y vida acelerada. Distancia con los amigos, amistad eterna aparentemente tan frágil. Héroes, bandidos, traidores e inolvidables. Reencuentros con sitios añejos, con sitios tan viejos como la edad en que los conocí…

Se supone que ya tenemos casi todo listo para partir, pero como siempre pasa, algunas cosas se olvidaron, hay que subir todo en Suzuki, los preparativos se van demorando y me llego a poner un poco impaciente; ¿impaciente? Sí, hace bastantes días que no tomamos carretera, y las últimas cuatro veces que eso sucedió (los relatos respectivos aún no se elaboran), llegó a ser un tanto monótono por ser todas en la misma ruta, una que por cierto es de las que menos me gustan, dentro de Durango… Esta vez las cosas son distintas. Pasamos por ese hermoso paseo de las Alamedas, continuamos por el gran reto para ciclistas y corredores de calle Universidad, para después tomar Armando del Castillo y finalmente con un gran entusiasmo, similar al de nuestro viaje en abril, iniciamos por los primeros metros de la carretera Durango – Mazatlán.

El ambiente es bueno, aunque hace algo de frío, se ven muchas motos que están por hacer lo mismo que nosotros: tomar la mejor carretera de curvas de México (al menos para mí). Grupos de amigos en deportivas hacen los últimos preparativos y otros nos rebasan zigzagueando para calentar neumáticos en la salida de la ciudad. Ellos sí inclinan en curvas… Al escribir los relatos que conforman esta bitácora, de vez en cuando hago críticas a los motociclistas que cada domingo van a Navíos, pero olvido que lo importante es rodar, salir y disfrutar del viento, del frío, calor, lluvia, la camaradería y del asfalto… Esta ocasión, Ruth y yo al igual que estos motociclistas, vamos en un clima frío, nosotros vamos correctamente abrigados, al igual que ellos; siento una gran emoción de no ser los únicos que hemos tomado carretera este domingo, como si estuviésemos en una concentración biker, sin importar lo que eso signifique.

Cuidado con la mancha de aceite...
Cuidado con la mancha de aceite...
En el preámbulo
En el preámbulo

Los deportivos siguen calentando neumáticos justo hasta el retén militar que está en el primer entronque de esta carretera, vamos a su ritmo y por unos momentos, hasta Suzuki se emociona de poder rodar al mismo ritmo que estas 600 y 1000 RR, pero el gusto no nos dura demasiado, pues apenas dejan atrás el puesto de control militar cuando aceleran, y tranquilamente nos dejan atrás, con todo y nuestro equipaje que incluye una casa de acampar y tres bolsas de dormir, pues hoy queremos llegar a Mexiquillo…

Calentando neumáticos (©Ruth Rivera)
Calentando neumáticos (©Ruth Rivera)

Antes de El Pino, una deportiva nos rebasa tranquilamente, disfrutando del camino. Pasando Metates, y ya en la bajada de Río Chico, vemos en el mirador una moto que espera, al parecer ya lleva varios minutos. Tal vez es una de las muchas motos que nos rebasaron anteriormente; espera y mira la carretera, hasta que pareciera que al encontrarnos en su campo de visión decidiera suspender la espera y entonces continuar… Dudo que estuviese esperando por nosotros, pero si así fue, ¡gracias! Al aproximarnos al mirador de Río Chico un grupo numeroso de personas van descendiendo de un par de camionetas. Ruth va captando video para el proyecto, pero en este punto decide no hacerlo, por precaución, aunque ya cuando vemos que se trata de una familia y que incluso traen niños en brazos es demasiado tarde. La magia no pudo ser captada en esta ocasión por su lente…

Muchas veces he disfrutado de las curvas de Río Chico, sobre todo bajando a buena velocidad. Esta vez no es la excepción, pero prefiero tomármelo con calma pues hace tiempo que no tomaba curvas de este tipo con todo el equipaje que venimos cargando… La subida es lenta, pero sin pausas. Llegamos a Gorditas Eriliz, vemos estacionada una V-Strom y rápidamente me pongo alerta para intentar hacer plática con su piloto. La moto viene equipada con un gran baúl y una mochila, así que suponemos este motorutero está en un viaje, al igual que nosotros… Entrando a Gorditas Eriliz no me decido entre buscar al motociclista o saludar a nuestros amigos que atienden, pero finalmente me decido por esto último, pues alcanzo a ver de reojo que todas las mesas están ocupadas, así que sería difícil entablar conversación.

En la ruta
En la ruta

Tomamos una mesa afuera, regreso a seguir conversando con nuestros anfitriones y dedico unas miradas a buscar a nuestro compañero de carretera. Es un señor que prepara sus cosas mientras sus ocasionales compañeros de mesa charlan. Mientras como, lo vemos salir, tomar su moto y continuar su viaje. No tuvimos oportunidad de saludarlo mas allá del rutinario “buenas tardes, provecho”, y así quedó este inconcluso encuentro, que seguramente se repetirá en el futuro. Mientras comíamos, una pareja de aventureros, con dos cascos como equipo de protección, pasaron plácidamente en su bólido de más de treinta años de antigüedad. Estos días de asueto inspiraron a Iván para invitar a salir por una bella carretera a Miriam, a quien apenas está cortejando. Todo va bien, el viento es fresco y disfrutan de los bellos aromas del bosque sin tener un destino en mente, cuando, de pronto, pasando Santa Bárbara algo está mal; la nave rojo Ferrari ha perdido potencia, e Iván se pone un tanto frustrado, pues la aventura parecía perfecta para buscar el primer beso, desvía el volante a la orilla de la carretera. Cabizbajo va al motor a buscar una falla sin importar sus nulos conocimientos de mecánica. Miriam ríe, y se da cuenta que están en un lugar ideal, que será divertido ver como Iván encuentra una solución al problema, y en el inter, podrían encontrar un momento especial para…

Camino de vida
Camino de vida

Continuamos la ruta, y al pasar por Navios vemos y saludamos a varios motociclistas, entre ellos a los que nos rebasaron minutos atrás y hasta el piloto de un Spyder… Al pasar por Hacienda Coyotes veo mas adelante una camioneta de Protección Civil, también una patrulla de policía. Seguramente ha sucedido un accidente. Nos aproximamos bajando nuestra velocidad, un policía nos indica que podemos continuar a baja velocidad y en una curva a la izquierda hay una moto negra tirada sobre el pavimento hacia el interior de la curva; unos metros delante de ella hay un camión trocero detenido. A pocos metros ya el tráfico se ha normalizado, y me limito a avisar a los conductores que nos encontramos de frente sobre el accidente que están por encontrar. De pronto recuerdo el accidente que tuvo lugar hace algunas semanas, donde dos motociclistas a bordo de una BMW resultaron lesionados luego de propiciar lesiones a un infante, que posteriormente le causaron la muerte. Estos pensamientos me sirven para concentrarme un poco más de lo que ya estoy, y mantenerme alerta ante cualquier peligro en el camino.

Ojalá este motociclista esté bien (©Ruth Rivera)
Ojalá este motociclista esté bien (©Ruth Rivera)

En El Salto nos detenemos a cargar gasolina, y también aprovechamos para calentarnos un poco con los rayos de un amable sol. Al dejar la gasolinera, vemos en el hospital que está cruzando la carretera, una ambulancia que se retira luego de dejar un herido. Seguramente se trata del motociclista que tripulaba aquella moto caída… Ojalá que todo haya ido bien para esta persona, que haya salido lo mejor librado del accidente cuyos detalles desconocemos, pero que nos inquieta el camión trocero detenido en la zona del accidente. Continuamos rodando, Ruth me pregunta por algún mirador en esta ciudad y nos conducimos a una zona elevada desde donde creo podría verse un panorama amplio. No era lo que pensaba, pero al menos tenemos una vista de cientos de casas pequeñas, construidas aparentemente sin orden, con calles cuyo trazo no se alcanza a apreciar.

Mundo de caricatura
Mundo de caricatura

Retazos de calor que cuentan los sabores de la comida, las charlas bajo el influjo de un té, los sueños reconfortantes, las decepciones amorosas, los reencuentros, las mascotas y todos esos momentos especiales de una vida en la sierra de Durango. Estamos por continuar nuestro camino, pero le propongo a Ruth dirigirnos a una elevación que está cruzando la carretera. Así lo hacemos y aparentemente podríamos encontrarnos con una vista bellísima, pero casas y calles nos enredan y nos ocultan el panorama. Continuamos explorando hasta encontrar una cancha deportiva desde donde se observa un paisaje filtrado por una serie de pinos. Luego de que unas niñas ríen y bromean sobre nosotros, nos marchamos continuando el viaje por esta deliciosa carretera.

Vamos avanzando lentos, disfrutando el camino y saboreando el frío. Llegamos a Arroyo del Agua, el cual descartamos como destino de esta rodada días atrás. Ahí nos salimos de la carretera, le propongo a Ruth recorrer un pequeño tramo por terracería y emocionada acepta. Bordeamos el terreno de las cabañas y nos detenemos sobre un puente desde donde se ve parte del Arroyo.

Arroyo del Agua
Arroyo del Agua

Enseguida tomamos el camino que originalmente fuera el terraplén del tren El Salto – Mazatlán, y suavemente, devorando el camino avanzamos pasando por Lechería para salir de nuestra ruta y volver al asfalto. El día avanza con parsimonia, nos da tiempo de hacer paradas, mientras el sol ahí está, viendo fijo nuestras evoluciones.

Abandono parcial (©Ruth Rivera)
Abandono parcial (©Ruth Rivera)
Piloncillos
Piloncillos
No todo está perdido aún
No todo está perdido aún

El inicio de las mejores curvas de esta carretera nos dan la bienvenida, y como un flashazo viene a mi mente aquella rodada con Alex y Mendía por estas curvas, cuando con un poco de nerviosismo trataba de guiar cuidando de advertir sobre los peligros en el pavimento. Como un parpadeo recorremos los 45 kilómetros hasta llegar a La Ciudad, ahí decidimos comer, pues en Eriliz solamente habíamos comido una gordita cada quien. Llegamos a las gorditas que están junto al hospital del IMSS, y junto a un magnífico y previsor cartel, que me hace retomar reflexiones sobre el papel invasivo y hasta parásito de la especie humana, nos nutrimos con el auténtico sabor de la sierra de Durango.

Calor en el frío (por Ruth Rivera)
Calor en el frío (por Ruth Rivera)
Multiformas
Multiformas

Avanzamos los últimos metros que nos faltan para llegar a Mexiquillo, pasando primero frente al campamento de la SCT en el lugar. En la entrada vemos las tarifas para acampar, para pasar en camioneta, camión; llegamos a pagar nuestro cuota de acampada y enseguida nos dirigimos al rincón que conozco en este paraje. No puedo explicar su ubicación, solamente que está junto al arroyo que desemboca en la cascada Mexiquillo. Es el mismo sitio donde acamparon los Cuijas, y donde los participantes de la Ruta Excalibur 2005 descansaron antes de la última etapa.

En tiempo record
En tiempo record
Involución (©Ruth Rivera)
Involución (©Ruth Rivera)

Un mágico ambiente con rayos de sol cayendo cálidos sobre un suelo frío. Unos hilos de agua que conforman el río que languidece en esta edad del planeta. Delicados cantos de los pájaros que distantes llenan la tarde con su melodía. Unas cuantas fotos antes de ponernos en labor de limpiar el sitio donde pondremos la casa de acampar, recogemos algunas ramas y pequeños troncos, damos forma a la fogata y bajamos las alforjas de Suzuki.

Últimos reductos (©Ruth Rivera)
Últimos reductos (©Ruth Rivera)
Enfocando (©Ruth Rivera)
Enfocando (©Ruth Rivera)

El invierno que llega tan rápido como pasaron las lluvias de la sequía de este año, nos recorta el día y nos apresura a caminar un poco por el enigmático jardín de rocas. Jóvenes scouts a lo lejos juegan, mientras nosotros subimos por una roca para disfrutar del atardecer. Recuerdo una noche lejana cuando con amigos disfrutamos de la camaradería, con el alcohol como pretexto, y actitudes descuidadas como anécdotas para contar en el futuro.

Tres extraños (©Ruth Rivera)
Tres extraños (©Ruth Rivera)
Tormenta a lo lejos
Tormenta a lo lejos
Vive
Vive
Un mundo por explorar
Un mundo por explorar

Casi a oscuras caminamos de regreso al campamento para preparar nuestra una sopa caliente, desvelarnos con temor por lejanos y extraños temblores, así como por un perro que rápidamente pasó cerca de nuestro campamento dejándonos un tanto intranquilos… Un bello cielo estrellado nos acompañó mientras los sueños se perdían y mezclaban en confusos remolinos.

A salvo (©Ruth Rivera)
A salvo (©Ruth Rivera)

Día 2

En la mañana nos damos cuenta que las pilas de nuestras cámaras ya no tenían carga, así que vamos a la administración de las cabañas, donde amablemente nos permiten conectar los cargadores. Camino a la administración vemos un rebaño de ovejas lanudas, bien alimentadas mientras pastan, formando una perfecta postal europea, desgraciadamente no tenemos cámara para compartir la escena… Aprovechamos para pasar rápidamente a La Ciudad y comprar un poco de agua. Talvez había sido poco observador al entrar a otras tiendas en diversos poblados, pero me percato de que en un gran letrero hay una lista de al menos cien personas: son deudores, que algunos desde hace varios años no han liquidado su compra… Regresamos a nuestro campamento a desayunar rápidamente, para aprovechar lo máximo de este día en la filmación de imágenes de Mexiquillo, pues aún hace falta tanto por ver, seguro no nos bastará este día…

Millones (©Ruth Rivera)
Millones (©Ruth Rivera)

Terminando de desayunar unas deliciosas gorditas de frijoles con queso a las brazas, volvimos a empacar nuestras cosas lo más rápido posible, poniendo especial cuidado en apagar correctamente la fogata, cuidando que no quedara rastro alguno de fuego, o una mínima braza sobre el suelo. También recogimos toda nuestra basura, incluyendo alguna de la que ya estaba en el lugar antes de que llegáramos. Recogemos nuestras baterías, dejamos una más de Ruth, y nos dirigimos a una laguna escondida en la que solamente había estado una vez antes. Fue hace varios años cuando, confiando en mí y en Colunga, unas amigas nos pidieron que las acompañáramos en una ocasión especial. No recuerdo el motivo, agradezco la confianza de aquella ocasión, donde al final ellas fueron asustadas por un pequeño grupo de felinos salvajes, pero al final nada pasó a mayores. Rememorando aquella anécdota, entre abundantes caminos, y con la orientación de la memoria, llegamos a una pequeña laguna donde al parecer es posible practicar la pesca, pero sobre todo es un sitio ideal para disfrutar la calma de Mexiquillo, para sentarse tranquilamente a platicar, leer, o dejarse llevar por los pensamientos en un sitio sin perturbaciones.

Descanso
Descanso

Nos marchamos rumbo a la cascada Mexiquillo, que como reza el letrero, es tan sólo una de las numerosas caídas que forman los tres ríos principales que cruzan el parque, de las cuales, algunas llegan a 50 metros de altura. Un par de familias disfrutan el agradable sonido del agua que cae, mientras preparan la comida y los niños y algunos adultos juegan fútbol; nosotros pasamos junto a ellos y dejamos a Suzuki descansando, para continuar a pie y observar el sitio de anclaje para rapelear, y a continuación, unas perfectas escaleras de madera por donde antes se podía bajar o subir con bastante grado de dificultad para el turista promedio. Una pareja de turistas, al parecer de La Laguna, se toman varias fotos y después bajan al bordo para rentar un par de caballos para explorar el camino que va a los túneles. Nos acercamos a donde cae el agua, Ruth quiere filmar imágenes por esa zona, y así con algunos casi-resbalones disfrutamos de la brisa, mientras imagino cuanto podría faltar para que alguna de las rocas que asoman del borde de la cascada caiga a donde estamos.

Casi se agota
Casi se agota
Ruta pendiente
Ruta pendiente

Salimos hacia el bordo, admiramos el paisaje que está al lado contrario de la cascada y cuando estamos por marcharnos, Ruth ve unas escaleras que suben hacia un sitio desde el cual se llega a las tirolesas. Hacia allí vamos, pero no hay mucho que ver, salvo un pequeño cañón de rocas que para mí era desconocido, y al otro lado del camino se ve la zona donde pude acampar hace unos dieciocho años, en compañía de Raúl, J. J.,  Kimo, Carlos y Juan Antonio… Regresamos al bordo, ya con plan de emprender el regreso y nos encontramos a los jinetes que volvía de su pequeño paseo.

Sin temores
Sin temores
Sueños truncados
Sueños truncados

Antes de salir de Mexiquillo, decidimos internarnos nuevamente y un poco más profundo en los caminos de este parque, en el jardín de rocas, y descubrí una nueva zona que desgraciadamente comprobamos, está llena de botellas de cerveza y basura por el estilo… Una verdadera pena, de verdad no puedo culpar a los administradores del parque, pero sí a cada persona que haya tirado algo ahí, pues si por más personas como ellos fuera, ya estaría lleno Mexiquillo de contaminación, y habría que seguir buscando nuevos sitios para pasear, mientras vamos destruyendo cada día mas nuestro hogar, el planeta tierra… Dejando de lado esta desgracia, estamos en una zona de rocas que al menos yo no conocía, y donde me gustaría pasar un poco de tiempo explorando y conociendo, cosa que no es posible por hoy.

Imperturbables
Imperturbables
¡Regresemos!
¡Regresemos!

A las cinco de la tarde nos marchamos de Mexiquillo, agradezco que no hayamos sufrido ninguna pochadura pues no traemos slime en la llanta delantera; ahora sólo queda concentrarnos en el camino y disfrutar el regreso a casa… Antes de Las Rusias, alcanzamos a un camión de bomberos que lleva a dos elementos en la parte trasera. Si nosotros, correctamente abrigados y con cascos integrales sentimos algo de frío, no me imagino como van estos amigos con sus cascos medio abiertos, aparentemente tan frágiles…

Mis respetos (©Ruth Rivera)
Mis respetos (©Ruth Rivera)
Definitivamente, mi ruta preferida (©Ruth Rivera)
Definitivamente, mi ruta preferida (©Ruth Rivera)

Las excelentes curvas de La Ciudad a El Salto se suceden demasiado rápido, llegando al entronque de Arroyo del Agua donde decidimos hacer una escala en El Salto. Aunque habíamos desayunado bastante bien, ya tenemos hambre, así que vamos a buscar un lugar para comer/cenar en El Salto. Son pocas las opciones que conozco aquí, pero en eso, sobre la carretera, a la altura del Venegas veo del lado izquierdo un restaurante grande de pizzas. Llegamos ahí un tanto entumidos, y junto a una agradable reunión de escaramuzas pedimos una pizza vegetariana, pero como creí que no sería suficiente para calmar nuestro apetito pedimos una orden de papas fritas. Una suculenta pizza de tamaño bastante generoso llegó a nuestra mesa; la disfrutamos con un par de cafés y abundantes papas. No la pudimos terminar, y completamente satisfechos pagamos nuestra moderada cuenta y pedimos el resto para llevar… Al parecer, en lo que va de nuestros recorridos, las mejores pizzas son, sin duda: la de Mazamitla y ésta, llamada Norteño Chilis.

Ya a oscuras salimos del local, nos abrigamos lo mejor posible para continuar el viaje sin un rayo de sol. Casi dos horas nos separan de casa, pero también una carretera mágica, que especialmente de regreso a Durango me fascina, y en este tramo, El Salto – Durango, que podría considerarse el mas aburrido, lo disfruto en demasía por la suavidad de sus curvas y porque casi me las sé de memoria…

A un paso relativamente tranquilo regresamos a Durango. Esta vez no portamos el chaleco reflejante de aquel regreso de Tlahualilo, pero confío en que las calcas pegadas en la salpicadera y direccionales traseras, así como en nuestros cascos sean suficientes para ser vistos en la oscuridad. Transitamos un tanto lentos, a un crucero de unos 80 km/hr para no rodar demasiado rápido según la visibilidad disponible, que de cualquier manera es bastante buena con el foco Motovision que porta Suzuki. Alguna camioneta de pronto se viene acercando excesivamente rápido casi llegando a Llano Grande; al aproximarse guarda su distancia, y en una recta segura rebasa con un buen margen, es de la constructora Omega, ¡gracias! En Llano Grande casi no hay personas en la calle, pero las pocas que miran nos observan con extrañeza… Nuestro camino avanza haciéndose  ligeramente mas frío, pero antes hemos pasado ya por situaciones mas extremas, así que esta vez sólo nos concentramos en seguir y disfrutar la silenciosa noche.

Apenas sonríe
Apenas sonríe

En El Soldado nos detenemos por unos minutos para estirarnos un poco, como en aquel día diez. El sitio está completamente solo, pero de cualquier modo extremamos precauciones y rápidamente continuamos nuestro camino, para que apenas algunos metros adelante, antes de la gasolinera, un par de camiones de acarreos vacíos (góndolas) nos rebasen sin un mínimo de precauciones; seguramente son choferes experimentados, pero con un exceso de confianza que algún día podría traerles problemas… Un poco más adelante, ya casi en El Pino, otro camión del mismo sindicato nos alcanza pero con buena educación, respeto y paciencia nos rebasa. ¡Vaya diferencia!, no cabe duda que las actitudes hacen a las personas, y que no debemos generalizar en ningún aspecto de la vida…

"Callada y tranquila..." (©Ruth Rivera)
"Callada y tranquila..." (©Ruth Rivera)

El cantar de los grillos nos recibe en Durango, y esta nueva aventura, que muy pocos al menos en esta ciudad habrán vivido, ha llegado a buen término. Gracias por leer, por disfrutar las imágenes, por sentir lo mismo que nosotros en estos lugares. Tengo algunos relatos pendientes por hacer, espero rápido ponerme al día, pero más deseo verlos en el camino…

Fecha de viaje: 20 y 21 de noviembre del 2011

Distancia total recorrida: 300km aproximadamente, principalmente en carretera

10 thoughts on “Reencuentros congelados

  1. jeje pues tuve como dos meses sin subir nada… en parte porque nos habíamos tardado en subir los videos y porque había tardado en escribir este relato, y aún hay otros tres, no, ¡ya 4! pendientes…

  2. orale;k atodo dar es salir a rodar y mas cuando los lugares k nos gusta disfrutar estan cercanos a nuestra casa,se siente en los relatos la motivacion de el uno para el otro y el entusiasmo de correr a encontrarse co una nueva aventura,muy buenas y nitidas tomasla k mas me gusto es la de el arco creo es ruta pendiente,como k ese parke es para sentirse muy trankilo,gracias a ustedes por compartir esas buenas fotos y la historia de como las alcanzan.saludos yo el patoloco.

  3. Ciertamente Durango cuenta con muchos sitios agradables para salir a rodar, especialmente por la carretera a Mazatlán (donde está el famoso Espinazo del Diablo, el cual supongo ya habrás recorrido). Esa del arco precisamente es “Ruta pendiente”, le puse así pues ese arroyo continúa bajando abruptamente por la sierra hasta unirse con otro mas caudaloso que se llama Baluarte y que desemboca en el mar. Hace años unos amigos y yo teníamos el plan de recorrerlo a pie, con equipo de escalada. Pero la falta de tiempo, habilidad, recursos, etc., nos fueron alejando de ese sueño…

    Saludos Patoloco, gracias por visitarnos en esta tu casa.

  4. Anoche estaba viendo tu relato con Beto y Luz, no paramos de reir al ver al foto Involucion, no hay duda que las fotos captan gestos que de otra forma serian casi imperceptibles…o solo que de plano te estes volviendo chango por comer tanta hierva
    😀

    La foto de tres extraños esta loca se me figuran tres aliens platicando, aunque si prestas atencion podras ver dos caras mas, la foto del arco es buena…pero a mi lo que me intriga es porque tienen esa forma los piloncillos, un lugar bastante extraño.

    Umm los bomberos seguramente se estaban cocinando con el equipo que llevan, es ropa muy pesada y caliente, ya me imagino que en la cara llevaban el moco congelado por el aire frio.

    Que buena onda que la DR si se rifa para pasear de noche, la tornadito nomas no aluza chido, aunque en las ultimas salidas note que el Xenon que le puso romano, alumbra mucho mejor que el normal y da un rango mas amplio de vision.

    Saludos hasta Durango….los demas casi no han comentado, yo creo estan esperando el proximo video del “alma mas alla del agua”

    1. si jajajja no sé que pasó en ese momento, pero al revisar las fotos me encontré en esa particular pose y no pude dejar de compartirla :S

      Muy cierto, si hay otras dos caras, una de las cuales está volteando completamente fuera del resto de los personajes… Por ese “jardín” de rocas hay miles de formas, que si además las ponemos de noche pues la imaginación nos dará muchas mas. Ese lugar está ideal para perderse una semana, con suficiente comida, amigos y hasta algunos alcoholes, eso si, sin dejar basura como mucha gente acostumbra… Piloncillos está varios kms antes de Mexiquillo, son pocas las piedras pero su forma si es muy peculiar.

      Fíjate, la DR trae un foco normal, pero es el famoso MotoVision, igual y eso tiene que ver con la buena iluminación que gozamos…

      jaja pues ni idea, talvez mis relatos no se prestan tanto para comentar, o igual ha coincidido que no tienen tiempo para comentarme como yo tengo varios relatos sin hacerlo :S

      Saludos Motoso

  5. Buenas Aarón, este relato lo tuve que releer con calma, y esta vez pude apreciar mas las fotos y los paisajes. Sabes por aqui cerca de Zacatlán hay un lugar muuuy parecido al que ustedes retrataron y tanto disfrutaron recorriendo. les dejo un link para que vean un poquitin de las similitudes que te comento http://www.revistabuenviaje.com/conocemexico/destinos/puebla/zacatlan/zacatlan.html . saludos y de nuevo un sentimiento increible. gracias por dejarnos experimentar con ustedes esta rodada

    1. Vaya que si son parecidos Yoha, aunque creo Zacatlán y su Valle de Piedras Encimadas tiene una mayor variedad de rocas… Que gusto encontrar sitios así donde podemos echar a volar la imaginación con las formas de la naturaleza.

      Saludos!

  6. Esas formaciones rocosas se ven muy padres, y lo de acampar es algo que se disfruta mucho, si a eso le agregas el lugar, la compañia, el ambiente, resulta ser algo muy chingon, Saludos cordiales del Gunman!

    1. Saludos Gunman! Efectivamente, las formaciones son únicas, aunqune Yoha nos comparte otras peculiares en Zacatlán, la verdad es que cada cual tiene sus particularidades, su encanto especial…

Responder a Aarón Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *