Habitantes del camino. Día 8

Mazamitla – Manzanillo

Reencuentros (©Ruth Rivera)
Reencuentros (©Ruth Rivera)

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Fuertes gritos y tocadas en una puerta interrumpieron nuestro descanso en las primeras horas de este día, cuando aún faltaba mucho para que el sol calentara el fresco suelo de Mazamitla. Taconazos, más gritos, un poco de silencio y, cuando parecía que dejarían dormir de nuevo, sonidos copulares similares al éxito porno del momento nos mantuvieron despiertos por varios minutos… Pero a cambio de eso, ya a las once de la mañana, después de consultar en un café internet los hoteles de nuestro próximo destino, salimos al balcón del hotel que da a la plaza principal y un ambiente totalmente tranquilo, con los pajarillos llenando melodiosamente la armonía de esta mañana fresca, agradable para iniciar la rodada de hoy. Tan sólo se ve interrumpido su cantar con el fuerte pero también agradable sonido de las campanadas de la iglesia.

Mazamitla, pueblo entre montañas (©Ruth RIvera)
Mazamitla, pueblo entre montañas (©Ruth RIvera)
A partes iguales (©Ruth Rivera)
A partes iguales (©Ruth Rivera)
Necesitamos recuperar el orgullo
Necesitamos recuperar el orgullo

Metemos todo el equipaje en alforjas y maleta, nos aseguramos de no dejar nada olvidado en la habitación, igual que en todas las ciudades donde nos hemos quedado. Pasamos a la recepción del hotel ya con todo a cuestas, entregamos la habitación y pedimos que nos abran la puerta del estacionamiento, dicen que en un momento lo harán y mientras nosotros avanzamos. La puerta ya está abierta, hay algunas personas sacando una camioneta. De entre ellos destaca un señor de edad avanzada que nos mira de reojo mientras acomodamos todo sobre Suzuki. Ya con el motor caliente nos subimos e iniciamos el trayecto que nos llevará a Manzanillo, preguntándole al señor que antes nos miraba, sobre la forma para tomar la carretera. Nos da una indicación muy sencilla, la cual además nos ahorrará un poco de camino dentro del pueblo… Nos pregunta de donde venimos y hacia donde vamos, se muestra interesado por nosotros, nos desea un buen viaje con toda la sinceridad que es capaz de expresar en sus ojos y nos da muchas bendiciones.

Interminable fiesta... (©Ruth Rivera)
Interminable fiesta... (©Ruth Rivera)

Vamos dejando atrás el centro de Mazamitla, pero aún nos encontramos con una extraña escena protagonizada por un jinete sobre un burro embriagado que llegó por un poco más alcohol a un expendio… También vimos numerosos establecimientos donde se ofrecen cabañas para rentar y los servicios de construcción de las mismas. En pocos minutos alcanzamos la carretera, y en el primer espacio adecuado que veo, nos detenemos para revisar el aceite de Suzuki. Había venido bien todo el camino, pero con la extrema exigencia de ayer por la tarde quiero revisar que todo esté en orden. Antes de esto vemos el agradable ambiente de este poblado serrano, desde lejos podemos apreciar que todas las casas son bellas, no es como ciertas ciudades coloniales donde solamente el centro histórico ofrece belleza al turista, en este caso el visitante encontrará detalles para conocer en cada rincón…

Bello por donde lo veas
Bello por donde lo veas

Como me lo temía, a Suzuki le falta aceite, de hecho el nivel está justo por debajo del mínimo. No quiero perder mucho tiempo en buscar donde comprar aceite en Mazamitla, además es domingo y será difícil, así que decido continuar a paso tranquilo pero constante, sin forzar para nada el motor, pues supongo que el camino a partir de aquí será de bajada rumbo al mar, y conseguiremos aceite en el primer poblado… La carretera tal como me lo temía es excelente, continúan las curvas deliciosas, no son agresivas, ni cerradas, ofrecen buen agarre con un excelente pavimento y dan ganas de dejarse llevar por ellas, pero estamos muy lejos de casa, nuevamente prefiero rodar seguros y tranquilos, disfrutando así el sabor del camino. Saliendo de Mazamitla por varios kilómetros parece que rodaremos solos, la carretera está vacía, pero de pronto saliendo de una curva, viene una camioneta lenta que trae una larga fila de más de quince automóviles tras de si… Un poco mas adelante hay una camioneta cerrada que se ha detenido, una falla mecánica es la causa, pero no nos detenemos pues ya ha llegado otro automóvil, posiblemente de amigos o familiares. Al igual que ayer que estábamos llegando a Mazamitla, vamos viendo numerosos sitios dedicados al ecoturismo, con instalaciones completamente habilitadas.

Dejando Mazamitla (©Ruth Rivera)
Dejando Mazamitla (©Ruth Rivera)

Desafortunadamente el clima fresco de montaña que traíamos rápidamente va quedando atrás y deja lugar al calor que cada vez huele mas a mar. La vegetación también va cambiando y justo al descender de la montaña, veintiocho kilómetros después de Mazamitla llegamos a La Garita. Ahí de inmediato localizo un lugar donde venden aceites y adquiero un Quaker de la viscosidad más parecida al que requiere la DR200. Luego de la transfusión de sangre para Suzuki, tomamos un poco de agua para combatir el intenso sol, descansamos ligeramente, yo sugiero comer algo por ahí, pues ya tengo hambre ya que no hemos desayunado aún, pero al ver el mapa nos damos cuenta que Tamazula no está muy lejos y ahí podríamos encontrar más opciones, así que decidimos continuar…

Nuevos caminos sin ir tan lejos... (©Ruth Rivera)
Nuevos caminos sin ir tan lejos... (©Ruth Rivera)

A punto de dejar la tienda de aceites y la miscelánea que está a su lado, nos damos cuenta que mucha gente comienza a llegar, de algún modo confirmamos que somos una especie de imán para la clientela, tal como había ocurrido en la nieve de pasta de Morelia. El camino ya va por terrenos planos, pero de vez en cuando hay curvas ocasionadas por pequeños cerros, subidas y bajadas que se suceden por numerosos arroyos que bajan de las montañas, pero el calor va aumentando cada vez más. En nuestro sentido afortunadamente casi no hay tráfico, pero en el contrario hay numerosos automóviles; me fijo en la cara de los conductores y los veo a todos sin excepción cansados, sudorosos, algunos vacacionistas posiblemente agradecen que pronto llegarán a casa o se lamentan porque aún falta mucho camino…

Porque dos es mejor que cuatro... (©Ruth Rivera)
Porque dos es mejor que cuatro... (©Ruth Rivera)
Prefiero lo antiguo (©Ruth RIvera)
Prefiero lo antiguo (©Ruth RIvera)

A la una y media de la tarde estamos en Tamazula, luego de haber disfrutado de grandiosas escenas del campo mexicano y de ver a lo lejos una fábrica antigua, que aún funciona pero que se ha quedado ahí en la historia, sin renovarse aparentemente. Entrando a Tamazula vemos dos restaurantes juntos, son grandes, yo ya tengo mucha hambre así que decidimos llegar a ellos, me decido por uno pero a Ruth no le simpatiza tanto, pues la música no es de su agrado, así que vamos al otro (El Gran Chaparral) y antes de que pidamos nos sirven un plato con rebanadas de pepino y mango, después una rica salsa con totopos, tostadas y tacos de queso y, ya cuando vienen a tomarnos la cuenta, por un momento dudamos por no pedir nada más, pues ha sido bastante generoso el aperitivo, pero nos decidimos por camarones. Ruth probaría un cóctel y yo al mojo de ajo. La espera no fue demasiada, rápidamente estamos disfrutando en grande con esta buena comida, unos de los escasos alimentos con carne que a la fecha del viaje (abril del 2011), Ruth y yo todavía comemos. Conforme vamos comiendo, mientras Suzuki espera pacientemente, mostrando orgullosa el logotipo de Durango, los comensales llegan constantemente, y ya para cuando estamos pidiendo la cuenta el lugar se encuentra repleto de familias enteras, parejas, grupos de amigos, etc. Siempre con un buen ambiente y sobre todo se nota que este es un lugar para festejar ocasiones especiales.

Perfecto aperitivo (©Ruth Rivera)
Perfecto aperitivo (©Ruth Rivera)
Olvidamos tomar el plato fuerte...
Olvidamos tomar el plato fuerte...

Por otro lado, vemos a un personaje que bien podría ser yo llamando la atención de potenciales clientes sobre la carretera. Su nombre es uno de los apodos que ocasionalmente me quedan como anillo al dedo, sobre todo tratándose de hamburguesas de soya y pan dulce integral…

¡Don Comelón!
¡Don Comelón!

Mujeres y hombres trabajadores sin duda habitan esta zona, pues ante los cerros secos por la temporada de estiaje, los campos de cultivo lucen verdes, no han perdido tiempo y se ha trabajado para sembrar sin importar la falta de lluvias. El agave origen de nuestra otrora bebida nacional, el tequila, nos dice que esta tierra es parte imborrable de nuestro México y que nuestras tradiciones no deben ser olvidadas. Irregularidades en la carretera que a simple vista son sólo agrietamientos, pero que en realidad representan fallas estructurales en el cuerpo de terraplén y que atestiguan errores de construcción…

El México contemporáneo, para bien y para mal (©Ruth Rivera)
El México contemporáneo, para bien y para mal (©Ruth Rivera)
Aceptación, convivencia, cariño... (©Ruth Rivera)
Aceptación, convivencia, cariño... (©Ruth Rivera)

Pasamos cerca de Tuxpan, una población que se autodefine como Pueblo de la fiesta eterna. No llegamos a conocerlo, pero de entrada llama la atención esa característica y hace pensar si será bueno vivir en la aparente felicidad eterna, sin momentos de aburrimiento para valorar esa fiesta interminable… Abunda el cultivo y venta de sandía, la verdad ignoraba las regiones donde se producía dicha fruta. De pronto vamos rodando y a ambos lados tenemos una serie de bugambilias que nos cobijan y nos alientan a seguir adelante, pero en lo particular me gustaría pasar más tiempo por estas tierras, me pregunto si la vida me alcanzará para conocer tantos lugares que, sin ir más lejos, nos ofrece nuestra nación.

Vida, no te acabes... (©Ruth Rivera)
Vida, no te acabes... (©Ruth Rivera)

Numerosos entronques se cruzan, en algunos casos no queda claro cuál es el que nos llevará a Manzanillo, pero por simple sentido común seguimos de frente… De pronto la carretera se ensancha, hay un entronque con gasolinera, talleres, muchos automovilistas detenidos, tomamos la desviación a Colima, por autopista. El camino está vacío, es un carril con su acotamiento por sentido, no sé que esperar, hace varios años pasé por aquí en camión, pero de noche… De pronto a lo lejos se ve un enorme tráiler, nos vamos aproximando y mientras lo hacemos otro tráiler rebasa al primero, una acción un tanto irresponsable pero a todas luces desesperada: descubrimos que detrás de ambos colosos viene una interminable fila de automóviles, camionetas, camiones, etc. que no encuentran espacio para rebasar. El acotamiento es simbólico, así que no hay espacio suficiente, y las numerosas curvas no permiten los rebases con seguridad. Es domingo santo, último día de este periodo vacacional para miles de personas en el país. Tantos vacacionistas que regresan de la playa rumbo a Guadalajara, Morelia, México, etc. ¡Qué terror! Encontrarnos en una situación como las de estos turistas era una de las que más temía, pero estamos del otro lado y no queda mas que cuidarnos de conductores desesperados que no nos vean.

Calma... no hay apuro (©Ruth Rivera)
Calma... no hay apuro (©Ruth Rivera)

De pronto parece que la fila se ha terminado, pero apenas pasan unos metros y hay otra fila igual de imposible… Pasamos por varios puentes, algunos están en ampliación, a nuestra derecha entre los cerros se ve la carretera libre, van algunos trailers pero el ritmo no es tan lento como el de la autopista… Aquí yo me pregunto cuál es la verdadera motivación de elegir viajar en autopista, y si en todo caso, dicho argumento no ha caducado con el tiempo… El camino va descendiendo, podríamos ir fácilmente a velocidades de 110km/hr, pero prefiero limitarnos pues tengo que estar alerta a cualquier conductor imprudente. Frecuentemente vemos en el acotamiento del sentido contrario automóviles que no han resistido las exigencias del clima ni del intenso tráfico…

Nevado de Colima (©Ruth Rivera)
Nevado de Colima (©Ruth Rivera)

Aún en el estado de Jalisco, a lo lejos a nuestra derecha se alcanza a apreciar un par de inmensas montañas. El más alto es el Nevado de Colima, el cual por estas fechas no tiene nieve, además está demasiado lejos… Ya hace tiempo pude estar en sus faldas y vaya que es impresionante. Volviendo al presente, nos detenemos en la primer caseta de esta autopista. Descansamos un poco, tomamos las últimas gotas de agua que nos quedaban y sufrimos un poco con el calor, que de verdad se siente ya de mar, y eso que apenas estamos por llegar a Colima. También nos percatamos de que encontraremos a Manzanillo con pocos turistas, si bien, no será como en temporada baja, al menos no estará saturado como hace tan solo unas horas.

Nos vemos muy, muy pronto (©Ruth Rivera)
Nos vemos muy, muy pronto (©Ruth Rivera)

A partir de aquí rodamos por una cómoda y verdadera autopista de cuatro carriles, no hay mayor saturación de vehículos en el sentido contrario, que la generada por el cobro del peaje. Cientos de turistas se dirigen indiferentes y sin saberlo a una pesadilla de varias horas. Desde algunos kilómetros atrás el viento venía siendo factor, pero poco a poco va incrementándose y justo al pasar por el libramiento de Colima éste es considerable, pues ya no podemos rodar a más de 90 km/hr… Llegamos a hidratarnos a una tienda de conveniencia, y que para nuestra sorpresa ¡no es un Oxxo! Vaya, creo es la primer región del país desde hace varios años, donde no veo que esa cadena es una plaga. Aquí lo que funciona son los Kioscos, tiendas bastante completas y que tienen todo para competir e incluso superar a la cadena regiomontana. La verdad prefiero comprar en establecimientos que no formen parte de monopolios, así que con todo gusto disfrutamos de agua y una bebida rehidratante, así como unas galletas, que justo cuando habíamos terminado de comer en el estacionamiento, vino solo un perro sin dueño, venía esperanzado en obtener de nosotros algún alimento, pero se fue resignado al escuchar nuestras explicaciones y buenos deseos de que pronto pudiera comer algo… Fue hacia los baños, allá venía caminando una señora que justo terminaba de comer y ¡le dio las sobras! Realmente feliz, como algunos niños se ponen al disfrutar de alguno de sus platillos favoritos, regresó caminando, meneando la cola de un lado a otro, nos contagió su sonrisa y así continuamos nuestro viaje que casi termina por hoy…

Feliz, sin muchas aspiraciones
Feliz, sin muchas aspiraciones

El sabor a trópico inunda todo, cocos, palmeras como protagonistas de la abundante vegetación, fragancias de frutas desconocidas nos deleitan y por momentos me siento en alguna isla del Caribe, pero no, continuamos en nuestro bello país rodando hacia una más de sus cientos de playas. Autopista con leve tráfico, sin vehículos excesivamente lentos, ni tan rápidos, todo fluye como debe ser y de manera segura y constante rodamos hacia el que es por hoy nuestro destino. Del mañana no sabemos que será.

Sólo basta voltear
Sólo basta voltear
Cambiando...
Cambiando...

Pasamos por el entronque a Tecomán, nosotros tomamos a Manzanillo y un poco más adelante el Océano Pacífico se une a nuestro viaje y nos saluda desde la izquierda con un sol imperturbable, que va haciendo mella en nosotros pese a que portamos lentes de sol y bloqueador solar… Más palmeras, grandes ríos, aromas deliciosos y de pronto se ven líneas eléctricas de alta tensión con sus torres sobre el mar, el cual de pronto se abre paso a ambos lados… Un poco más adelante se comienzan a ver grandes barcos que transportan contenedores industriales, hay un inmenso puente en construcción que salvará varias curvas de la actual autopista y sobre todo, el paso por un puente estrecho. Pasamos por algunos entronques que nos invitan a seguir viajando por el Pacífico rumbo al noroeste, rumbo a Mazatlán, pero nosotros nos dirigimos a la zona hotelera de Manzanillo.

Izquierda
Izquierda
Derecha
Derecha

Rápidamente llegamos luego de algunos bulevares, donde abundan los motociclistas y sorprende que todos usan casco; distinguimos una glorieta con un barco y damos vuelta a la derecha, donde el bulevar está en construcción y vamos viendo varios hoteles, pero no encontramos alguno que se asemeje a lo que buscamos en precio, limpieza y seguridad, sobre todo en precio, así que seguimos hasta que nos detenemos en una sombra frente al hotel Playa Manzanillo. Hacemos llamadas a los hoteles que teníamos considerados, no encontramos soluciones para lo que buscamos pues algunos son caros, otros no dan buena impresión por la voz al teléfono, otro no está frente al mar, etc., así que voy a preguntar al hotel frente a nosotros y es demasiado para nuestro presupuesto, así que regresamos por donde veníamos y preguntamos en hoteles e incluso en un bunjalou, lo cual me sirvió para averiguar que estos son establecimientos para alojar a grupos de amigos de al menos ocho personas, donde cada bunjalou tiene varias habitaciones, sala, baño, cocina, etc. Una interesante opción, pero que no es lo mas práctico en nuestro caso… El administrador del bunjalou nos recomienda un hotel en una zona hotelera muy cercana a donde estamos, de reciente construcción (zona Las Brisas), así que hacia allá vamos y estamos por decidirnos por dicho hotel cuando encontramos otro más económico y con todo lo que buscábamos…

Se quedó en la búsqueda
Se quedó en la búsqueda
Añoranzas
Añoranzas

Hacia allá vamos y, finalmente llegamos al hotel, luego del cansancio por el calor, el cual se ve acrecentado porque apenas en la mañana gozábamos de un excelente cima fresco, pero aquí estamos y rápidamente aprovechamos para mirar el atardecer, que a simple vista no nos ofrece mucho y parece que será ordinario, pero vean con lo que nos encontramos:

Para ser pintado... (©Ruth Rivera)
Para ser pintado... (©Ruth Rivera)
Tan sólo una ilusión... (©Ruth Rivera)
Tan sólo una ilusión... (©Ruth Rivera)
je suis vent
je suis vent
Vivir, sólo vivir (©Ruth Rivera)
Vivir, sólo vivir (©Ruth Rivera)
De frente (©Ruth Rivera)
De frente (©Ruth Rivera)
Desliz (©Ruth Rivera)
Desliz (©Ruth Rivera)
Toda nuestra
Toda nuestra
Hasta mañana...
Hasta mañana...

Desgraciadamente la playa frente al hotel está salpicada de basura, lo cual habla de la educación de la gente que la dejó, de su nula conciencia por el mundo y sus habitantes. Pero de pronto, a Ruth le inquieta la gente que tripula algunos barcos que vemos en la lejanía, aparentemente estáticos. No sabemos que comen, cuánto tiempo permanecen en la mar, cómo ven ellos el mar a diferencia de nosotros, los terrestres, etc. Después de esto tomamos un rápido baño, llevamos la ropa a una lavandería cercana al hotel, pues ya tenemos toda nuestra ropa sucia, es un establecimiento extraño, pues cuenta con muchas lavadoras domésticas, y la atiende un tipo de aspecto no muy común, con gran parte de su piel cubierta con tatuajes y varias cicatrices, según mi imaginación bien podría ser un ex-presidiario que se dedicaba a lavar la ropa de sus compañeros; después nos vamos a buscar algo de cenar. Lo primero que encontramos muy cerca del hotel son unas pizzas que a simple vista podrían resultar muy caras, pero el amable trato del mesero nos convence para decidirnos, se sorprende de nuestro régimen alimenticio y cree que nos convertiremos en conejos; no fuimos defraudados y un buen sabor, no tanto como el de las pizzas de Mazamitla, nos reconfortó para retirarnos a descansar por este día, un gran día más compartido contigo Ruth. Gracias por permitirme vivirlo así.

Distancia recorrida este día: 222km

©Aarón Martínez, Todos los derechos reservados

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4 thoughts on “Habitantes del camino. Día 8

  1. Ahhhh esas bendiciones de personas desconocidas por algún motivo te ayudan en tu rodar, son de alto impacto la buena vibra.

    Que dolor, que pena, no tengo palabras para decirlo a la mejor no tengo ni derecho a decirlo pues yo principalmente deje un rato sin comentar relato alguno, ahorita estoy preparando exámenes y clase para mañana pero en vez de hacer eso, estoy leyendo tus relatos, por ahora solo pienso en leer uno tras otro, me gustaría comentar cada foto, cada experiencia que describes, cada momento que compartes con Ruth, pero vamos, no hay que hacer un relato de un comentario.

    Siempre me quede con esa duda, ¿Se le podrá poner aceite de auto a la moto? Siempre que cumpla con las especificaciones? Que es lo que realmente cambien de un aceite a otro? Aparte de la viscosidad? Hace ya tiempo Jorge me decía que a su Triumph le ponina Mobil1 solo que pensé que era para Moto, ahora tengo mis dudas, pues bien podría ser el que usan para autos.

    Cosas como esta te unen más como pareja, cuida de Ruth y me doy cuenta que conoces muchos lugares, que es impresionante la forma en cómo sueles recordar cada detalle, cada textura de camino, cada olor del camino, me da gusto contarte entre mis amigos.

    OYE por cierto esa moto que onda? se quemo, que le paso, que le paso? se ve muy PRO me gusta un bueno, como para que me la regalen y rescatarla jojojo no tienes más datos de ella? quien la conducia, donde estaba por qué termino de esa manera.?

    1. Pues ni modo, no siempre hay el tiempo para hacer las cosas como nos gustan, pero al menos ya estás leyendo de principio a fin cada relato, y si no hay tiempo para comentar ampliamente, pues ya será en otra ocasión, lo importante, es que estásviviendo finalmente lo que nosotros hace ya casi 7 meses jeje

      Pues no sé casi nada de aceites, igual y sólo venden aceites específicos para moto por mercadotecnia y para incrementar ganancias, pero también es cierto que las motos trabajan casi siempre a mayores velocidades que los autos, sobre todo las de baja cc, así que pues es mejor suministrar el consumible necesario para cada máquina, excepto en casos de emergencia, donde sin duda, el aceite de auto cumplirá una buena función como lubricante, aunque no estará de mas tomar algunas reservas…

      La memoria a veces ayuda, cada vez falla un poco más, pero la imaginación puede ayudar a recordar o a veces enriquecer los pequeños detalles que ponen el condimento especial a la vida… En Ruth sin duda he encontrado una gran persona, una gran mujer, no todos mis amigos la conocen, pero al menos saben algunas cosas de ella, y ojalá un día no muy lejano pueda presentártela en persona. Te sigo considerando un buen amigo, pese a que hemos tenido nuestras diferencias y distanciamientos, pero creo que eso realmente no ha importado demasiado, y aunque ya no hay tantos pretextos para mantener la comunicación, sabes que eres bienvenido en Durango, que aquí tienes tu casa y que si alguna vez estás en problemas puedes contar conmigo.

      Jaja quieres gastarte de nueva cuenta una buena cantidad de tiempo y dinero rescatando una moto? La verdad sólo recuerdo el hotel donde estaba, y pues no tengo mas información sobre ella ya que nisiquiera encontramos al personal de dicho hotel… Así que nos fuimos al siguiente que es donde nos quedamos en Manzanillo.

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