Bienvenido a un mundo nuevo. Sapioris

Hay veces que las ganas de descubrir regresan. Dirigirte a lo desconocido para en el trayecto descubrir aún mas de lo que el destino te ofrece. Por momentos había perdido un tanto el rumbo, ahora lo recuerdo, ahora estoy nuevamente en él. Les escribo luego de una rodada que me deja el descubrir nuevos sitios, caminar por un municipio que no tenía planeado conocer este día, planear en la mente futuras rodadas que pasarán por estos mismos lugares y de paso darme cuenta que mi DR es frágil, comienza a mostrar señales del intenso trato al que la someto.

Son las 9:30am del miércoles 31 de marzo y apenas y voy saliendo de Durango para tomar la carretera a Mazatlán luego de verte por algunos minutos. Voy recorriendo estas curvas que hacía ya mas de un mes que no lo hacía. Al principio esta carretera me recibe con un poco de timidez. Yo tampoco estoy muy seguro. A decir verdad todavía no tengo la confianza necesaria para inclinar en las curvas como lo hacía antes por mi última caída. Pero la carretera está ahí como siempre, casi sin tráfico, con esas curvas que poco a poco voy redescubriendo y así comienzo a disfrutarlas de nuevo. Antes de Metates me cruzo con una motoneta cuyo motociclista me saluda muy emocionado, supongo también disfruta una buena rodada. Luego de 90km llego a Coyotes a cargar gasolina a las 11am, además de informarte de mi ubicación pues de aquí en adelante ya no habrá señal de celular. Pasan dos BMW’s doble propósito cargadas de equipaje. Supongo andan disfrutando de una gran rodada, de un gran viaje que los llevó a cruzar por esta carretera de Mazatlán en dirección a Durango. Tomo la desviación a la derecha que va hasta San Miguel de Cruces.

La carretera es pavimentada pero padece de muchísimos baches, los cuales aunque no me incomodan demasiado si prefiero irlos esquivando así que así voy zigzagueando aún en las rectas que son bastantes ya que el trazo va principalmente por llanos y mesetas con ocasionales curvas que le dan más sabor y le ponen el grado extra de emoción a estos paisajes boscosos. Digo que le ponen el grado extra de emoción porque a veces en plena curva te encuentras baches, piedras derrumbadas, algún árbol o ramas de alguno, incluso alguna camioneta que viene invadiendo carril al esquivar algún obstaculo. Fuera de esto el camino se disfruta bastante, aunque no se, me siento un tanto que voy invadiendo tierras a las que no pertenezco pero a la vez me siento como en casa, siento que estoy volviendo pero a la vez que me alejo… Antes de Santo Domingo me crucé con una moto chopper, creo que de procedencia china tripulada por un joven sin casco, me saluda pero vaya, me reprimo las ganas de decirle algo acerca de que anda por esos rumbos y en carretera sin casco…

Según había visto en el mapa voy pasando por diversos pueblos con nombres como Los Yesqueros, San Antonio de la Cruz, La Guitarra y así sucesivamente. Ocasionalmente el camino pasa por algunos cañones y ofrece vistas espectaculares, así mismo cada arroyo que voy cruzando me invita a pararme a tomar una fotografía pero esto no me es posible, ya voy un poco tarde y desconozco las condiciones de mi camino, así que prefiero avanzar y posiblemente al regreso detenerme a tomar alguna foto. A las 12:34pm llego a Vencedores, donde se encuentra la desviación que debo seguir para llegar a el Cañón de Bacís y en el trayecto pasar por algunos poblados como Los Altares y Sapioris. Ahí hay un restaurant y aunque si había desayunado algo en mi casa prefiero llenar tanque de nuevo en este lugar, pues más adelante no se si podré hacerlo…

Aquí comienza la terracería, una terracería grande, amplia, recta y plana pero con muchos baches que no me dejan ir tan rápido como quisiera. Comienzo a rodar a una altitud de unos 2500msnm. El motivo de este viaje era conocer Los Cardos y el Cañón de Bacís, recomendación de Sergio, un compañero de trabajo quien es oriundo de la zona. Él me había recomendado que tuviera cuidado con la bajada, que tenía una pendiente muy fuerte y en el momento no le di demasiada importancia a su comentario. También en el restaurant Frailecitos un señor quien me explicó un poco como sería el camino y los poblados me encontraría me advirtió de la fuerte bajada y que me fuera “ahí con calma”. Su hermana quien atiende el lugar también me había recomendado mucho que “tuviera cuidado”, me lo dijo unas dos veces al despedirnos. Creo que fue hasta que la escuché a ella cuando tomé un poco en serio tantas recomendaciones.

Poco a poco el camino comienza a bajar, pero es cuando comienzo a dejar atrás la zona boscosa por la que venía y comienzo a divisar la amplitud del Cañón de Bacís que me doy cuenta de que el camino en verdad baja muy rápido. Voy bajando con freno de motor, siempre en segunda y a veces en primera. En alguna parte plana me cruzo con una camioneta y eso me da algo de tranquilidad pues así se que si me pasa algo posiblemente alguien más podría pasar y auxiliarme. La terracería cada vez baja de una manera más intensa, yo voy gozando escuchando el sonido del monocilíndrico de la DR simplemente hacer su función en base a como va cambiando el camino. Yo sólo voy arriba dirigiéndola a un lado o al otro, ya que también eso hay, muchas curvas, demasiadas.

Atrás venía circulando entre pinos y cedros, pero conforme voy bajando la vegetación va cambiando demasiado, son plantas de las cuales desconozco el nombre pero son tropicales. Cada vez se siente más calor y toda la ropa que me puse antes de salir pensando en el frío de la sierra ahora me incomoda. De pronto me cruzo con algunas camionetas que apenas y se hacen un poco a su lado, dejándome el espacio justo para pasar. Van subiendo lo más rápido que pueden, pues si por algún motivo se detienen difícilmente podrán volver a avanzar por lo fuerte de la pendiente que van enfrentando.

Incluso algún camión de pasajeros sale de pronto en alguna curva a la que estoy por entrar, no lo había visto así que rápidamente freno, bloqueo la llanta trasera que brinca de un lado a otro y ya cuando voy despacio me hago a mi derecha. El camión no se iba a detener pues si lo hacía le sería imposible volver a impulsarse para subir y bajar tampoco era muy factible. Un pequeño susto que sólo quedó en eso. Llego a Sapioris, cruzo primero un arroyo de agua tibia en el cual me detengo a descansar y a tomar algunas fotos. Cerca del arroyo no se ven casas, pues seguro cuando crece en tiempos de lluvias lleva un gran caudal. Las casas están más arriba, a ambos lados del arroyo y hay algunos puente peatonales que las comunican.

Aquí abajo ya hay árboles de frutas tropicales, me da un intenso olor a naranja, limón, y en general sabores cítricos que me hacen sentir como si estuviera en Concordia, Sin. o un sitio así de tropical pero aún lejos del mar. Me detengo a tomar unas fotos a unas montañas que lucen espectaculares y en eso me doy cuenta que la DR tiene dos heridas o daños que sufrió en el camino. Por una parte se le ha caído el posa-pies derecho del pasajero, además una pieza que supongo sirve para proteger la cadena de piedras que pudieran sacarla de su lugar se ha roto. Tal vez alguna piedra estuvo a punto de entrar y la rompió, pero afortunadamente ésta aún sigue en su lugar. Este camino ni era tan difícil, he enfrentado otros que si lo son y no me había pasado nada similar.

Sapioris es un poblado que se localiza a todo lo largo del río, son muchas casas y se ve gente en diversos lugares, algunos simplemente descansan y toman el fresco que les ofrece el ligero viento que hace afuera de sus casas, los más jóvenes disfrutan de las aguas del arroyo o las sombras de los frondosos árboles que están en las riberas. Yo sólo voy rodando y a lo lejos comienzo a divisar una gran formación rocosa, es el cerro Tacotín, se ve impresionante tanto de frente y en estático como en movimiento cuando vas avanzando por el camino y lo vas descubriendo mientras se abre paso entre las montañas que lo ocultan temporalmente.

Yo sólo voy por el camino, afuera de alguna casa está un señor de pie, no se si espera a alguien o sólo está pasando el rato. Me acerco y le pregunto por el camino que me lleva a Los Cardos, me dice que es el mismo por el que voy y me explica un poco de como será el mismo hasta llegar a ese poblado. También me interroga de mi lugar de procedencia y que hago ahí, le respondo y me pregunta si no vi a una moto azul y si, la descripción que me da coincide con la del muchacho sin casco que me encontré en el camino. Se alegra de que ya casi llegaba a Coyotes, su destino, cuando yo lo vi. Avanzo por el camino, sigo viendo más gente bañándose en el río que ahora es mucho más ancho, creo que por un momento voy circulando junto al Río Remedios. Más adelante y ya donde se alcanza a ver otro poblado, posiblemente San José de Bacís, el camino cruza el río y aquí es cuando decido regresarme, pues ya son las 2pm y aún me faltan al menos 4 horas para regresar a casa.

De nueva cuenta paso por Sapioris y en el camino voy buscando el posa-pies, tu posa-pies y desafortunadamente no logro encontrarlo. Me da un poco de coraje saber que simplemente se cayó así, sin mayor razón. No digo que la DR esté mal fabricada, pero si me decepcionó un poco este detalle y bueno, no queda más que buscar la pieza de refacción para así estar preparados. Comienzo a subir, sólo voy subiendo y la DR que aprovecha la potencia de la que goza a 1,100msnm empuja con fuerza, muchas veces el neumático trasero no brinda la tracción necesaria y la llanta patina un poco. Voy subiendo con decisión pero decido detenerme a tomar unas fotos. Es posible que el motor se vaya calentando por el gran esfuerzo constante y por el calor que predomina en el lugar.

Paso por Vencedores y en el comedor Frailecitos veo a la señora que más temprano me atendió y me encargó tanto cuidarme. La saludo a lo lejos y tomo de nuevo la carretera pavimentada. Mientras venía subiendo por la terracería venía pensando si me sería suficiente la gasolina del tanque de mi DR, pues últimamente su consumo se ha incrementado hasta los 23 o 25 km/litro pero hago las cuentas y creo que si me alcanzará para llegar hasta Coyotes y cargar en la gasolinera de ahí. Creo que es importante mencionar que en Vencedores venden gasolina, así como en Sapioris en “galones” de 10 y 20 litros. Voy disfrutando de las curvas y las sombras que estos bosques aún conservan. De pronto veo una camioneta RAM afuera de la carretera en una curva, no tiene señales de daños como haberse volcado sino que simplemente se salió y ahí la dejaron abandonada pues no se ve nadie en su interior y la puerta del conductor está abierta, además no siento la confianza para acercarme y ver a detalle que pudo haber pasado. Sólo continúo mi camino.

Ya voy de regreso a casa, cada vez me siento más en ella y pasando por San Antonio de la Cruz recuerdo que por ahí se puede entrar a Río Miravalles, un sitio que posteriormente estaré visitando, pues según recuerdo leí en alguna revista de Durango tiene una belleza peculiar. Me detengo en el Puente Santa Bárbara a tomar algunas fotos y también veo una gran cantidad de basura en el fondo de este bello paraje. Que lástima que valoremos de esta manera las maravillas de la naturaleza de las que gozamos…

Llego a Coyotes, lleno otra vez mi tanque de gasolina y tomo otra vez la carretera Mazatlán – Durango con un día soleado que casi termina. Me gusta mucho recorrer este tramo así, en la tarde con el sol cayendo, casi la mayor parte es de bajada y sólo voy gozando de buena música mientras dejo que las dos ruedas fluyan entre curvas. No hay acelerones, no hay inclinaciones salvajes, sólo dejo fluir sin prisas pero sin pausas cada recta, curva y rebase que me ofrece esta nueva rodada.

Conocí nuevos caminos, estuve en el municipio de Otáez sin saber que lo haría. Creo que si antes de iniciar esta rodada hubiera sabido que estaría en Otáez no lo hubiera realizado o la hubiera pensado, pues ese lugar ya suena a sierra que limita con Sinaloa, suena muy lejos e inaccesible. Pero ya que estuve ahí puedo decir que no hay límites. Que podemos disfrutar de nuestro estado en toda su amplitud solo con las barreras que cada uno de nosotros se imponga. Siempre habrá donde conseguir gasolina, comida, hospedaje o simplemente un espacio para poner tu casa de acampar. ¿Te gustaría conocer más de las bellezas de nuestro Durango? Deja un comentario incluyendo tu correo electrónico. Aclaro, no trabajo para alguna dependencia de gobierno de turismo, sólo soy un duranguense que poco a poco descubre su tierra y gusta de compartirlo.

Distancia total recorrida: 451km, de los cuales 54km fueron de terracería